El mercado mundial de granos comenzó a experimentar a principios de este año una escalada alcista de precios, que se aceleró a partir del 24 de febrero con el inicio de la invasión de Ucrania. El resultado fue el aumento del trigo en 250 dólares por tonelada, del maíz en 200 y del aceite de girasol en 800 dólares. Esto representaría una gran oportunidad comercial para Argentina si no fuera por la política intervencionista del gobierno, que recientemente subió en dos puntos las retenciones para los subproductos de la soja y creó un fideicomiso del trigo.
Para el analista del mercado granario Pablo Adreani, nuestro país podría capturar parte de la caída en la oferta de maíz del Mar Negro, pero perdería la posibilidad de hacerlo con el trigo, ante las recientes medidas, dando lugar a un excedente de dos millones y medio de toneladas.
“Son las cosas que hace el país en defensa de la mesa de los argentinos, que después no tiene ningún efecto ni en la inflación ni en el costo de los alimentos. Yo creo que el escenario se acomodará recién en la campaña 2022/2023. El escenario es uno de precios estables a firmes, únicamente cuando venga un cese de fuego en el Mar Negro podemos tener una corrección bajista psicológica por la noticia. Pero muy bajista. Y después habrá que remar de vuelta”, dijo Adreani a Bichos de Campo.
“Estamos tomando medidas que son irracionales. Yo nunca vi que un secretario de comercio defina una política agroexportadora de commodities por arriba de un ministro. Y resulta que ya estoy escuchando que el gobierno quiere retrotraer los precios a marzo de productos básicos como la harina, los fideos, con lo cual esos 500 millones de dólares que van a recaudar no harían falta para hacer esa medida de retrotraer precios”, agregó el especialista.
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-¿Los productores lo van a sentir?- le preguntamos.
-Es una mentira cuando Domínguez dice que el productor no se verá afectado. Si vos le incrementás el costo al sector aceitero en 16 dólares por tonelada, el sector le pagará al productor 16 dólares menos.
-¿Cambiar las reglas de juego justo cuando los chacareros están por arrancar la cosecha no es suicida?
-Eso es lo grave. En plena cosecha de soja el productor ve que el mercado le cayó 40 dólares en cinco días. Cuarenta dólares por 3.000 kilos son 120 dólares por hectárea que pierde el productor. Prácticamente la mitad de la ganancia el productor la pierde con esta medida. Es un golpe muy fuerte.
-¿Es desestimulante para sembrar el año que viene?
-Sí pero parece que el chacarero tiene memoria corta. Hay reclamos de las entidades del agro pero ninguna dice cuánto le cuesta la medida al chacarero. Hay treinta millones de toneladas que quedan por ponerle precio. Multiplicadas por 40 dólares son 300 millones, que por 4 son 1200 millones de dólares que perdió el sector. Esto no lo dijo nadie. Lamentablemente los gobiernos, y este en particular, no consideran al sector agropecuario como el factor que le permitió ingresar el año pasado 38.000 millones récord de divisas y aportar 10.000 millones en concepto de retenciones. No lo considera como un sector clave. Se le genera una pérdida de competitividad que le hace perder la inercia tecnológica, porque quién va a invertir en tecnología cuando tiene estos precios que caen.
-¿Qué hacen otros países? ¿Cómo reaccionan frente a estas posibilidades?
La reacción es de efervescencia. El productor de soja en Brasil recibe 600 dólares por tonelada. Acá estamos hablando de 340 (al tipo de cambio oficial, es decir, sin considerar las “retenciones cambiarias”).
-¿Los gobiernos de esos países no se molestan por eso?
No, los gobiernos de esos países son lo contrario a los gobiernos de argentina. Esos gobiernos apoyan al productor, a las exportaciones, a los agronegocios, están orgullosos de ser países productores de alimento, y en Argentina no es orgullo sino un castigo. En vez de estar orgullosos como países y sociedad, es un castigo divino, es la maldición de exportar. La ciudad ve al productor como un tipo que no pierde plata y resulta que se perdieron 8 millones de toneladas de maíz por la sequía, y 7 millones de toneladas de soja. Y el productor que perdió eso entró en quiebra si no tiene un respaldo atrás. Eso no lo ve la sociedad; tampoco lo ven los políticos ni los gobiernos de turno.
A continuación Adreani agregó que “cuando hay un desastre climático recaudan diez mil millones de dólares y les dan una ayuda a los productores por la sequía de cinco millones de dólares para todo el país. Es hipocresía pura y es no tener en claro que Argentina siempre salió de las crisis con el sector agropecuario, agroindustrial y agroexportador”.