A pocos kilómetros de la localidad santacruceña de Puerto San Julián, un cartel tallado en madera anuncia el inicio de las tierras que dan vida a la Estancia Coronel, otro de los planteos productivos que es manejado por la empresa Compañía de Tierras Sud Argentino, y que se aboca a la producción de lana y carne ovina.
Con una superficie de 335.000 hectáreas de campo, se trata de la propiedad más grande que maneja aquella firma integrante del holding Edizione, más conocido como grupo Benetton. Pero a pesar de su gran extensión es también el planteo que mayores desafíos geográficos y climáticos enfrenta, ya que el régimen de lluvias y la disponibilidad de pasto difieren mucho del resto de los campos, inclusive de los que posee la Estancia Cóndor, también ubicada en esa provincia.
Por eso no llama la atención que el elegido para administrar esa porción del territorio sea un hombre como Leopoldo Henin, que desde hace 40 años recorre esas tierras y camina detrás de las ovejas.
“Llevó 28 años en este campo. Empecé en Estancia Cóndor como cadete y me retiré como segundo. Cuando la familia Benetton compró esta Estancia, me mandó a administrarla”, contó Henin a Bichos de Campo durante una visita a aquella propiedad.
El campo se encuentra distribuido en 60 lotes y cuenta con diez puesteros, además de siete galpones de esquila donde se procesa la lana proveniente de más de 50.000 ovejas merino. Gracias a la integración de carneros provenientes de la Cabaña Leleque –también propiedad de esta empresa y ubicada en Chubut-, la lana obtenida allí promedia los 19 micrones de finura.
Y aún con las intensas nevadas registradas durante el invierno, que llegaron a cubrir con 60 a 80 centímetros de nieve el lugar, la firma logró un total de 175.000 kilos de lana de muy buena calidad, que como cada año será vendida a las laneras del mercado interno.
“El invierno fue muy bravo. Tuvimos a la hacienda durante 40 días sin comer. Pero tomamos todas las medidas posibles para sortear ese problema, llámese tanquetas, helicópteros para llegar a los puestos, pala cargadora para abrir huella, traslado de forraje. Eso nos permitió disminuir la pérdida a entre un 5% y 6%, que pensamos que iba a ser mayor. Todo requiere esfuerzo, sacrificio, dedicación y por supuesto amor por la oveja”, señaló el administrador.
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Detrás de esos destacados resultados está todo el trabajo previo de planificación, que en el caso particular de Coronel se realiza año a año ante la incertidumbre que plantean las condiciones del lugar.
“La producción acá es completamente distinta a la de Cóndor. Allá hay mayor cobertura, mayor régimen de lluvias, es mucho más estable y más sencillo proyectar o tener certezas. Acá tenemos picos productivos hacia arriba o hacia abajo, dependiendo mucho del clima o de los imponderables que son bastante frecuentes. En base a eso asignamos las cargas, asignamos qué reposición dejamos, definimos qué cantidad de animales vendemos. Lo que tenemos que mantener siempre es una reserva porque no sabemos qué va a pasar en el siguiente. Hemos tenido años de 400 milímetros y hemos tenido años de 70 milímetros. Hemos tenido señaladas del 82% y señaladas del 14%”, detalló Henin.
Ese objetivo de mantener siempre reservas disponibles es lo que les permitió este año llegar a la esquila con animales con una condición corporal de 2,1. También es la razón por la que no aplican el modelo de pastoreo rotativo, como el planteado por Ovis 21.
“No estoy en contra del modelo, de hecho estamos evaluando hacer unas pruebas. Si probamos y vemos que funciona, se aplicará, pero va a escalar en la medida en que se obtengan resultados. Ya sabemos con el manejo tradicional qué es lo que estamos logrando. Hacer una prueba en zonas de campo intermedio me parece una buena opción para evaluar y ver qué resultado obtendríamos de trasladarlo a mejores zonas. Simplemente mi duda es, dadas las variables climáticas de la zona en cuanto al régimen de lluvia, cómo recupero un campo que comí si no me llovió. ¿Cómo crece de vuelta esa poa que se come la oveja?”, indicó el administrador.
Por ese motivo es que también barajan como alternativa un proyecto de recuperación de mallines, que ya se concretó en 106 hectáreas, a través de riego, tanto por infiltración como por diques que contengan agua de deshielo.
“Nosotros estamos dándole remedios a este campo, con el respaldo del dueño, del directorio y del CEO. Debo reconocer que cada propuesta que hemos hecho o cada cosa que hemos dicho, que tiene lógica y se puede probar, se hace. Del mismo modo, cuando a mí me vienen con una sugerencia, no perdemos nada con probarla y ver cuál es el resultado. Pero siempre a escala chica para después llevarlo a lo macro”, sostuvo Henin.
Y en el marco de velar por las condiciones de aquellas tierras, la presencia del guanaco adquiere un rol central. En aquella provincia, se estima que las existencias de ese animal superan los 3 millones.
“El tema del guanaco ya es un tema patológico. Hace 28 que estoy acá y en ese tiempo no ha hecho más que incrementarse el problema. No hay un manejo racional concreto. Ha habido manejos esporádicos o quitas racionales en algunos lugares puntuales, pero el problema sigue estando. Alguien tiene que hacer algo, ponerle el cascabel al gato y decir señores, esto hay que solucionarlo. En la Patagonia el guanaco estaba antes que llegáramos nosotros, pero la Patagonia se hizo con nosotros y la seguimos haciendo. Creo que merecemos la oportunidad de seguir produciendo más y mejor”, afirmó el administrador.
-Ustedes tiene detrás una compañía que los acompaña en todas sus decisiones, pero no es el caso de todos los productores que existen en la provincia, muchos de los cuáles dejan la actividad. ¿Cómo ve eso?– le preguntamos.
-No es lo mismo administrar que ser dueño de un campo. Nosotros al tener el respaldo de una compañía detrás, no digo que es más fácil pero sí que contamos con más recursos para dar soluciones a los problemas. Tratamos siempre de optimizar todos los recursos que nos brindan para lograr resultados y siempre trabajar en el éxito de los procesos. Después el éxito de los resultados depende de circunstancia, de imponderables, de si llueve, si no llueve, si hay sequía, si hay predadores.
-¿Qué le gustaría que suceda con Coronel de acá al futuro?
-Yo siempre digo que este campo no tiene techo, ojalá la vida me permita verlo más cerca de él. Y estoy haciendo con mi equipo de trabajo todo lo posible, año productivo tras año productivo, para llegar a ese techo.