¿Cuál fue el beneficio para la Argentina de introducir en 1996 los cultivos transgénicos? Ese debate está muy opinado, pero también debe decirse que desde el propio sector la introducción de la soja RR, el maíz BT y tantos otros cultivos genéticamente modificado se defiende a capa y espada, por la gran cantidad de recursos que se generaron en beneficio de toda la economía. Un trabajo calculó que en el último cuarto de siglo el país logró el equivalente a siete cosechas adicionales por haber tomado esa decisión.
En 2006, los investigadores del INTA Eduardo Trigo y Eugencio Cap midieron el impacto de la decisión que diez años había tomado el ex secretario Felipe Solá, hoy reconvertido a canciller, al habilitar la siembra de la soja resistente al glifosato y el maíz y el algodón resistentes a orugas. “Los beneficios totales generados por los tres cultivos, estimados en base al modelo matemático de simulación SIGMA desarrollado por el INTA, se calculan en más de 20 mil millones de dólares”, decía ese trabajo.
Más tarde, en 2016 y con apoyo de Argenbio, el propio Eduardo Trigo volvió a repetir el análisis económico. Y a 20 años de la introducción de los OGM llegó a la conclusión de que “los beneficios brutos acumulados” por aquella decisión llegaba a 126.969 millones de dólares.
Todo esto a cuento de que este jueves fueron los economistas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que respaldaron al veterano Eduardo Trigo en una nueva investigación, los que establecieron que -cumplidos 25 años del desembarco de los transgénicos- esta tecnología “ha generado más de 159 mil millones de dólares en beneficios económicos”.
Este es el documento completo:
25 años de OGM
El trabajo analiza los beneficios económicos, sociales y ambientales que ha generado la utilización de este tipo de cultivos mejorados con biotecnología.
El economista jefe de la Bolsa, Agustín Tejeda Rodriguez, mencionó que con más de 26 millones de hectáreas, Argentina sigue siendo uno de los países líderes en la utilización de cultivos genéticamente modificados (GM), aunque ya desde hace varios años perdió el segundo puesto a manos de Brasil. Históricamente el líder en siembras de OGM fue Estados Unidos, que introdujo la soja RR un año antes que aquí, en 1995.
El trabajo, a un cuarto de siglo de aquella historia, destaca que hasta aquí se han registrado más de 2.000 variedades GM en nuestro país. “Argentina ha sido uno de los países en donde más rápido se adoptó esta tecnología, capturando sus beneficios de manera temprana en relación a sus competidores. Actualmente, los niveles de utilización de esta tecnología llegan al 100% en Soja, Maíz y Algodón”, destacó Tejeda Rodriguez.
Según el documento, a nivel de productor los transgénicos “incrementaron rendimientos, redujeron costos de producción y aumentaron la rentabilidad, lo que generó incentivos para incrementar el área sembrada”.
Hacinedon números más finos, se afirmó que en el período 1996-2020 los planteos agrícolas con cultivos GM superaron en promedio a los convencionales en 29,1 dólares por hectárea en soja, 35 dólares en maíz y 217 dólares por hectárea en algodón.
Así las cosas, se lograron “beneficios agregados para el país” calculados en 159 mil millones de dólares para el total de los 25 años. Esto equivale al valor de más de 7 cosechas de soja argentinas. De este total, el 92% corresponden al cultivo de soja, el 7% a maíz y el restante 1% al algodón.
La Bolsa agregó que “la mayor producción (obtenida gracias a la tecnología) llevó a mayores exportaciones de granos y subproductos, que generaron 153 mil millones de dólares adicionales durante el período analizado, el equivalente a casi 3 años de exportaciones totales del país”.
Tejeda Rodriguez resaltó que el empleo adicional demandado por las cadenas agrícolas al aplicar la tecnología GM, promedió 93 mil puestos de trabajo directos por cada campaña agrícola.
También se defendió a los transgénicos en términos ambientales, quizás su flanco más discutido. El documento, en este aspecto, afirma que “los cultivos GM han favorecido la incorporación de un modelo productivo más amigable con el medio ambiente”.
¿Cuáles son lso argumentos? Se identificaron, por un lado, los beneficios por el menor uso y toxicidad de los fitosanitarios aplicados. Por el otro, se indicó que el paquete tecnológico, que incluye a la Siembra Directa, permitió reducir las
Emisiones de Gases de Efecto Invernadero en más de 18 mil millones de kilos de carbono, equivalente al consumo anual de 3,9 millones de autos particulares.
También se dijo que la biotecnología permitió incrementar el carbono orgánico secuestrado del ambiente en nuestros suelos en 7,3 millones de toneladas para la campaña 2020/2021 y 121,1 millones de toneladas en las últimas 25 campañas.
Mirando hacia el futuro, Eduardo Trigo mencionó que será muy importante que Argentina continúe aprovechando los beneficios de la biotecnología agrícola, para lo que será clave: cuidar las tecnologías existentes e incentivar la innovación para asegurar que el país continúe siendo un “adoptante temprano” en los nuevos ciclos tecnológicos, valiéndose de las experiencias acumuladas en estos primeros 25 años.