En la zona de Trevelin, al oeste de la provincia de Chubut, se ha creado en octubre de 2022 el grupo Cambio Rural de agroturismo “Los Cipreses”, como se llama también el paraje donde más precisamente se desarrollan los nueve emprendedores que lo integran. En este rubro, es el grupo más austral de la Argentina.
Florencia Andolfatti es licenciada en Turismo y, si bien hace un par de años se dedica a elaborar abonos naturales a partir del compostaje de estiércol de ovejas en el campo familiar de su marido, ahora ha podido sumar otra tarea a su vida, más acorde a sus estudios. Erra es la promotora y asesora de este grupo Cambio Rural.
Los Cipreses es un paraje que pertenece al distrito de la localidad de Trevelin, a unos 37 kilómetros al suroeste de la misma, en un recorrido que se transita en apenas 50 minutos. Cuenta ella que comenzaron a reunirse desde octubre desde 2022 y recién en enero de 2023 recibieron el alta para empezar a trabajar dentro del sistema de Cambio Rural, luego de haber recibido capacitaciones de todo tipo, hasta en cálculo de costos.
Florencia destaca que, este año, el Programa Cambio Rural cumple tres décadas de existencia. El mismo es una herramienta de extensión rural y periurbana, financiado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, ejecutado en conjunto con el INTA. “Los Cipreses Agroturismo” se conformó con su asistencia técnica con el fin de ofrecer una gran diversidad de propuestas en productos y servicios a los turistas para disfrutar en familia o entre amigos.
Consisten en cabalgatas, visitas a chacras de frutas finas con producción de dulces y licores, bajadas de lanchas con servicios de gastronomía campestre, guía bilingüe de trekking por senderos, avistaje de aves y servicio de alojamiento en cabañas, campings, servicio de navegación, etc. Éstas son algunas de las alternativas de turismo rural que conectan a los turistas con el entorno natural y le permiten vivir un “turismo de experiencias”.
Más precisamente, los 9 emprendimientos se desarrollan a la vera del Río Grande o “Futaleufú”, pegados a la Cordillera, en el límite con Chile. Y en ese rincón de la misma Cordillera, sobre la turística Ruta Nacional 259 que conduce hacia el vecino país, se encuentra el paraje Los Cipreses. Es un pequeño poblado rodeado de montañas, bosques, lagos y el serpenteante río que bordea la ruta. El paraje pertenece a la localidad de Trevelin, localidad conocida como “El jardín de la provincia” por sus campos de peonias, tulipanes, viñedos, reservas naturales y el reconocido Parque Nacional “Los Alerces”. Éste alerzal milenario ha sido declarado “Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO.
La pintoresca escuelita rural número 18, en el mismo paraje, el año pasado cumplió 100 años. La misma fue sede de un pacto histórico, donde los galeses afincados en la zona, fueron decisivos en beneficio de nuestro país.
Mónica Araneda tiene un emprendimiento familiar de recorridos a caballo, “Apus Cabalgatas”. Ella explica que “Apus”, en lengua aborigen, refiere a los espíritus de la región que protegían a la gente, como a los cultivos y a los animales. Realizan tres recorridos desde el paraje Los Cipreses. Uno de una hora, hasta “La Piedra del Sapo”, un bellísimo valle con una vista panorámica desde donde se contempla el río Futaleufú y el paraje Los Cipreses. Aclara que a este recorrido también lo suelen realizar en caminatas. De a pie, las realizan todo el año, mientras que, a caballo, lo hacen desde octubre hasta semana santa. Otro, de tres horas, por el que bordean el río Futaleufú hasta una playa paradisíaca. Y otro, de un día completo, hasta la reserva del Lago Bagillt, a 2100 metros de altitud, luego de 8 horas a caballo, con paradas cada dos horas. Allí recorren a pie durante hora y media y almuerzan cordero patagónico al asador o una abundante picada con productos de la región. Además, preparan un proyecto gastronómico para el próximo verano, “Rustiko, comidas y café”, desde donde partirían con sus grupos turísticos.
Fabiana Garzonio posee su alojamiento “Las Habas” sobre la Ruta 259, junto a su hija Isabella. Se jubiló en 2021 como profesora rural, itinerante, de lengua y literatura. Como lectora y narradora social, junto a la reconocida María Héguiz, venía realizando lecturas por todo el país, a través de la ONG en común, “Argentina Narrada”.
Para integrar el grupo de agroturismo, creó con su hijo menor, Álvaro, el emprendimiento, “Patagonia Narrada” para desarrollar visitas guiadas y narrar a diversos grupos de personas, la historia, crónicas y leyendas de Esquel, de Trevelin, de la colonia galesa, de la escuelita rural 18, de las cascadas de Nant y Fall, sobre la geología, el origen tehuelche de los nombres de la zona, intercalando poemas. También los lleva a la casa de una artista plástica que ha pintado el paisaje de la zona y cuenta que todo empezó con una visita guiada a los famosos cultivos de tulipanes. Son muchos más lugares, pero nos quiso dar una noción general de los paseos que concreta con su propia camioneta, a grupos de 3 a 4 personas, todo en combinación con los demás emprendedores del grupo.
Ana y Mario Reguilo son propietarios del establecimiento “Caricias del Bosque”, una chacra donde cultivan y venden frutas finas, tales como cerezas, guindas, corintios, ruibarbo, yosta -que es una variedad de berries-, frambuesas, cassis, moras y otras. Y además, elaboran dulces, licores, licuados y tartas en base a sus frutas, que venden a los turistas. Realizan visitas guiadas y tienen una huerta orgánica, ofreciendo la posibilidad de cosecharse lo que deseen consumir o llevarse.
Victoria Diantina es guía certificada, trilingüe –español, inglés y africano, porque vivió en África- y está construyendo un almacén que se llamará “Regionales La Potranca”, donde venderá productos típicos y además contará con espacio para la exhibición y venta de artesanías y obras de arte.
“Río al Límite” es un espacio pensado para el disfrute del pescador. Este predio, ubicado en el kilómetro 63 de la Ruta 259, ofrece no sólo la bajada de embarcaciones al Río Grande, sino también espacio de recreación al aire libre y contacto con la naturaleza, manteniendo un escenario patagónico auténtico y brindando los servicios básicos para pasar un día apacible. Es atendido por la calidez de sus propietarios, quienes brindan la posibilidad de degustar comidas tradicionales haciendo sentir a sus huéspedes como en su propia casa.
Florencia está orgullosa del grupo que se ha conformado, con gente muy buena y trabajadora, que de paso, está ejerciendo soberanía, generando desarrollo.
Anita es la encargada de mantener los espacios verdes del paraje “Los Cipreses”, y además es la propietaria de “Laguna Anahí”, un lugar de ensueño, al que ella ha adornado de plantas y flores, como rosales, escabiosas, peonias, aquilegias, amapolas, tulipanes, dalias, margaritas. Está en proyecto de ser un área recreativa y de descanso, con senderos mágicos y aves de todo tipo. Según Florencia, la asesora, ella hace las tortas fritas más ricas de la zona. Las cocina en una pintoresca olla de fundición, a orillas del río. “Su lugar tiene un enorme potencial”, agrega.
Este esperanzado grupo de emprendedores rurales nos quiso dedicar la “Canción al río Futaleufú”, de Adelio “Tropero” Vallejos. Les deseamos buena suerte y que cumplan sus sueños.