Por Nicolás Razzetti.-
El 22 de agosto se conocerá la resolución del gobierno de los estados Unidos que podría dejar al biodiésel de soja argentino fuera de ese mercado, que es el más importante y vital para la industria en nuestro país en tanto todavía no se reabrió de forma efectiva el europeo. Sobre esto habló días atrás Gustavo Idígoras, asesor de la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO): “La industria argentina está abastecimiento el 27% de la demanda del principal mercado del mundo de biocombustibles, que es Estados Unidos, lo que representa más de 1,8 millones de toneladas anuales de un mercado de 4 millones de toneladas”.
Lo que se teme es que la Secretaría de Comercio de la gestión de Donald Trump haga lugar a un reclamo de privados que sostiene que habría dumping por parte de las empresas que producen el combustible en la Argentina, al verse beneficiadas por la aplicación de retenciones diferenciales entre el poroto, el aceite y el biodiésel.
Martín Fraguío, ex director ejecutivo de Maizar y especialista en el tema bioenergía, dijo que se puede ser “moderadamente optimista” respecto del resultado del informe que se conocería en pocos días más y que “quizás haya alguna alternativa de renegociación y de pedido de informes nuevos”.
El analista agregó que en Estados Unidos la demanda de biodiésel tuvo un impulso muy grande en los últimos años y las perspectivas son de un crecimiento mayor: “En 2017 se estiman ventas por entre 4 y 5 millones de metros cúbicos y para 2022 se espera llegar a los 16 millones”, pronosticó.
Fraguío consideró las mayores necesidades de este producto por parte de los Estados Unidos deberían jugar a favor de las futuras exportaciones, pero para eso se requiere que el sector privado convenza a las autoridades de que las retenciones son un impuesto distorsivo que frenan el crecimiento.