Roberto Gesualdo es productor avícola en General Mansilla (o Estación Bavio, en el partido de Magdalena), y preside la Asociación Avícola de Productores Del Sur (Apasur) de la provincia de Buenos Aires. Lo llamamos en un mal momento, porque la fuerte suba de los precios del maíz y el cepo impuesto por el gobierno a los precios finales de venta del huevo conforman un cóctel explosivo.
De entrada apunta contra las distintas miradas que aplican las autoridades de Comercio Interior para tratar a los distintos eslabones de la cadena avícola. “No se trata con la misma vara al productor que al intermediador. Este se lleva entre el 70% y 80% de rentabilidad mientras que nosotros apenas cubrimos los costos”, se lamentó Gesualdo en diálogo con Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa a Roberto Gesualdo:
De que el contexto es difícil no quedan dudas para Gesualdo: los altos precios de los cereales inciden en los costos de producción porque en la estructura de costos de producir una docena de huevos el 65% lo compone el alimento para las ponedoras.
“Mientras en el último año el precio del maíz y de la soja aumentó 140%, el del huevo está prácticamente en los mismos valores que a igual fecha del año pasado y con esta suba de costos de los granos es imposible sostener la actividad”, advirtió el productor, que se especializa en la recría de gallinas.
-¿Por qué el precio del huevo está casi igual que el año pasado?
-El Gobierno, con buen criterio, trató de frenar la suba de precios, y más allá de que tuvimos un incremento del 40% en la demanda durante la pandemia, fue muy compulsiva la actitud de las autoridades, con persecuciones y puesta de precios máximos en el inicio de la pandemia, sin consultar si había rentabilidad en ese momento.
Gesualdo remarcó que el productor de huevos invierte y se tecnifica desde hace 10 años. Incluso luego de haber registrado su mayor crisis luego del 2003 pudieron pasar de un plantel de 16 millones de gallinas ponedoras a tener 48 millones, lo que da cuenta del empuje de la actividad.
“El huevo es un producto muy similar a los productos de quintas, como frutas y verduras. Son productos que varían con la oferta y la demanda, entonces el sector se regula solo: cuando en un lugar del país faltan huevos, sobran en otro lugar y se termina normalizando”, aseguró, dando a entender que no era necesario fijar precios ni regulaciones de otro tipo.
El presidente de Apasur dijo que por el cajón de huevo blanco a pie de granja se pagan actualmente entre 1.800 y 1.900 pesos, pero aclaró que ese precio debería estar en 2.500 pesos para que se pueda sostener la producción.
Por otra parte, consideró que no hay chances de que el sector haga un cártel o monopolice el mercado ya que en todo el país hay mil productores de huevos. “Lo que ocurre ahora es que aumentó la oferta, bajó la demanda y en el medio esta suba de costos; ese es el cuello de botella que lleva al quebranto a tantos productores”, indicó.
Para sumar un agravante más a la sobreoferta de huevos en Argentina, Gesualdo puntualizó que creció el ingreso de huevo en polvo desde Brasil. “En el último año las exportaciones de huevos de ese país crecieron 162% y eso que ellos tienen precios plenos de los cereales, no como nosotros que tenemos retenciones y en efecto, si las mismas no existieran ya no quedaría ningún avicultor en pie porque pagaríamos el precio pleno de la soja y del maíz. Aún así ellos son competitivos para exportar y eso complica más la situación de nuestro mercado interno”, remarcó.
La dependencia del sector de huevos en Argentina en cuanto al mercado interno el del 98% y no es un dato menor si se piensa que ese mercado está deprimido.
“La sobreoferta en el mercado no permite que suban los precios más allá de que el Gobierno libere los mismos. Muchos tendrán que reacomodarse sacando planteles, y de hecho eso ya está pasando, pero es lo que puede equilibrar esa oferta y demanda para que sea rentable la actividad. De cualquier forma, cortando la importación de huevos podría mejorar la situación”, concluyó.