La actual campaña de granos grueso sorteó una intensísima ola de calor de mediados a fines de enero, con nulas precipitaciones toda la región central del país, donde los cultivos encuentran un potencial de rendimiento muy alto.
Hace solamente semanas atrás, por este fenómeno, la Bolsa de Rosario de Rosario, estimaba que se podrían llegar a reportar pérdidas en los rendimientos de los cultivos en pie entre un 10 y un 30%, algo que hizo temblar a más de uno, teniendo en cuenta el antecedente reciente de la sequía que redujo a la mitad la producción hace solamente 12 meses atrás.
En este caso, la ola de calor parece que no afectó significativamente el estado de los maíces y sojas que aun no se cosecharon, pero si hay incertidumbre respecto a la chicharrita.
Según informaron desde la entidad rosarina este miércoles, las lluvias de febrero le pusieron un piso a la caída por estrés hídrico, pero hay una enfermedad que de acuerdo a lo que explicaron, “pone en jaque” al maíz tardío.
Con este escenario, la estimación que realiza mes a mes el equipo técnico de Cristian Russo, en la institución rosarina, marca que la producción de soja sería de 50 millones de toneladas, mientras que en maíz se podrían alcanzar los 57 millones de toneladas.
“Febrero terminó en gran parte del país con lluvias que superaron las medias mensuales. El cambio llegó tarde: la ola de calor se impuso sobre la condición de la oleaginosa, arrebatando la posibilidad que había de alcanzar una supercosecha de 55 Mt. Las lluvias comenzaron a llegar después del 7 de febrero”, explicaron desde la BCR el panorama para la soja.
En cambio, para el maíz, el escenario está ahora iluminado por la famosa chicharrita, insecto portador de Spiroplasma, una enfermedad que dicho bichito trae del norte.
“Lo que está encendiendo todas las alarmas de la región central, en particular en las provincias de Córdoba y Santa Fe, es el alcance y daño que se está observando por spiroplasma en maíces tardíos. Se trata de una enfermedad que está asociada a un vector: la chicharrita”, dice el informe firmado por Cristian Russo.
Si bien esta enfermedad es típica del norte del país, este año por condiciones de clima (falta de agua y calor), la forma escalonada en la que se ha sembrado, y el aumento en hectareaje del maíz tardío, “la plaga muestra un crecimiento poblacional y una cobertura que no había sido antes vista”, aseguran los analistas rosarinos.
Al respecto, agregaron: “Cuando parecía que las tandas de maíces tardíos, los sembrados del 10 al 15 de diciembre en adelante, estaban mejorando su performance productiva en Córdoba y Santa Fe, se multiplicaron en las últimas semanas los comentarios de técnicos alertando por el fuerte impacto y el daño observado por este problema”.
Para ejemplificar, desde la BCR expresaron que en el centro de Santa Fe, hay lotes que no se van a cosechar por Spiroplasma, como por ejemplo en López y Gálvez. “Hay técnicos que dicen que unas semanas atrás, esperaban un daño de 5 al 10 %. Pero al avanzar la etapa reproductiva, estiman ahora pérdidas del 70 al 80%”.
Desde la región mencionada, los comentarios son: “Nos tomó a todos por sorpresa. No hubo forma de pararlo”. El daño es distinto según zonas, fechas de siembra y variedades. “Hay lotes muy afectados que cuanto mucho podrán dar 15 qq/ha. Bajó del norte, llegó hasta a Río Cuarto, San Martín de las Escobas, Cañada de Gómez y hasta San Nicolás”, indicaron.
En Santiago del Estero, si bien suelen ser afectados por Spiroplasma (y sufren daños de 5 a 10%), ya tienen establecidos protocolos de control. Pero este año cuentan que el ataque muestra un nivel de daño mucho mayor. Allí, ya hay lotes dados por perdidos, y otros con daños del 30% y hasta del 50%. “Pero la enfermedad no para, y puede ser peor. No sabemos que vamos a cosechar”, explican.
Según la bolsa rosarina, en Chaco la situación es bastante similar. Los técnicos advierten que el daño puede manifestarse hasta 120 días después del ataque. “El virus y las bacterias que transmite el vector pueden cortarle el llenado a la planta. Por eso es una enfermedad que genera tanta incertidumbre. No sabes cómo vas a encontrar el cultivo mañana”, explican.
Lamentablemente, la gravedad de la situación parece indicar que se está ante un nuevo recorte de la producción maicera argentina. “Mientras tanto, se siguen manteniendo los guarismos de febrero: un rinde de 76,9 qq/ha a nivel nacional y una estimación de 57 Mt para la producción de maíz 2023/242”, anunciaron desde la BCR.