A la buena nueva de que después de casi 100 años el trigo está tratando de volver a San Juan, la agricultura moderna brinda novedades respecto al potencial de esta iniciativa vuelve con aires renovados.
Un ensayo realizado en conjunto entre el INTA Jáchal, la Municipalidad de la localidad, y un laboratorio privado, está evaluando la posibilidad de materializar este regreso.
En esa provincia, el trigo promete ser una buena opción productiva, por los buenos indicadores a la hora del manejo por la escasa humedad. Es por esto que un grupo de especialistas está ensayando en el norte sanjuanino con la reaparición del cereal, que desapareció de la provincia hace un siglo.
Gracias a la modernización de la agricultura y nuevas opciones, se le añade a esta idea un nuevo capítulo: los productos biológicos. Puntualmente se trata de un microrganismo, proveedor de nitrógeno desarrollado en el laboratorio San Pablo de la provincia de Tucumán, con el que se busca buenos rendimientos del cultivo con un bajo costo de producción. Este laboratorio es el principal promotor del ensayo.
La bacteria desarrollada, que forma parte de los más de 70 productos con que cuenta este laboratorio de 26 años de trayectoria en la industria, encontró en la renaciente producción familiar sanjuanina un oasis para probar su efectividad, particularmente como producto inocuo y amigable con el medio ambiente.
“La historia nos muestra que en el norte de San Juan había pequeños productores de trigo. De hecho hay algunos molinos familiares y la idea fue reflotar eso. Entonces la idea fue probar un producto que estamos desarrollando. Es una metilobacteria que aporta nitrógeno al cultivo de trigo. De esa manera nosotros lo que buscamos es que estas unidades aporten nitrógeno de bajo costo y un rendimiento económicamente rentable”, dijo a Bichos de Campo el especialista en desarrollo tecnológico del laboratorio tucumano Nicolás Gruz, durante la realización de EnBio 2025, en la localidad de Victoria, Entre Ríos,
En este sentido, el especialista recordó que el objetivo del laboratorio siempre ha sido desarrollar innovaciones biológicas para el agro, fundamentalmente para cultivos extensivos. “Se inició con un inoculo para cultivos extensivos, particularmente para soja. Pero obviamente en el desarrollo de productos biológicos para el agro se fue investigando y se fue desarrollando todo tipo de tecnología. Más allá de todos los beneficios de sustentabilidad, tenemos en cuenta el bienestar ambiental. por eso trabajamos con productos que son inocuos para el ser humano. Entonces de esa manera nosotros lo que buscamos es inocuidad para las familias y los operarios del norte de San Juan, donde reina la producción familiar”.
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Sin embargo, el desafío de Nicolás y su equipo del laboratorio no es sencillo, y más allá de contribuir a un retorno del trigo en San Juan, también intentan lograr un producto capaz de hacerle frente las enfermedades que suelen estar presente en los lotes de esta provincia del norte argentino.
“Se está queriendo re incentivar la producción de trigo en una zona que hoy nadie la ubica por región triguera. Y eso es lo que procuramos, llevar una solución a la gente productora de esa zona. Entonces lo que buscábamos es obtener un rendimiento económicamente rentable en comparación a un testigo de alta fertilización de urea, con estas tecnologías amigables. Entonces más allá de que el producto funcione agronómicamente, intentamos que sea una solución para la región”, enfatizo Gruz.
-¿Básicamente que fue lo qué probaron, en qué consistió el ensayo?
-Lo que probamos fue una metilobacteria, un asimilador foliar de nitrógeno propio del laboratorio. Este todavía está en etapa de desarrollo, no tiene registro y fue meramente experimental. Hicimos macro parcelas, fue un trigo sembrado en líneas a 70 (cm de distancia) -que obviamente no es lo convencional, no es lo que estamos acostumbrados- pero también fue un trigo que se regó por surco y necesitábamos esos 70. Pero con un buen manejo, densidad de siembra y demás hemos compensado esa falta de plantas, ese distanciamiento de plantas. Luego hicimos un ensayo en bloque, separamos, tomamos las muestras, procesamos las muestras y hoy estamos en pleno proceso de análisis de datos.
Consiente de que los números y la rentabilidad del negocio, es un pilar importante para el laboratorio tucumano, Nicolás destaca que el mérito de los productos es que son aptos para los cultivos extensivos, amigables con el medio ambiente y compatible con la salud humana. “Estamos contentos de seguir empujando el desarrollo, la sustentabilidad ambiental y la seguridad de los productores”, remarcó.
-Más allá de de este ensayo puntual para hacer reflotar la producción de trigo en San Juan ¿Cuál es el norte del laboratorio en la producción de bioinsumos?
-El norte del laboratorio obviamente es seguir desarrollando, generando datos sobre productos que brinden soluciones al campo. De hecho, este ensayo más allá de los beneficios que trae a nivel local en el norte de San Juan, es un ensayo que está enmarcado en una red de ensayos que que estamos llevando a cabo en esa campaña de trigo, con lo cual también nos sirve los datos para el desarrollo global de ese producto. Obviamente las condiciones en el de Norte de San Juan no son las mismas que las condiciones del sur de la provincia de Buenos Aires o que las condiciones de Santiago del Estero, con lo cual siempre el norte, generar experiencias y datos, trae innovación para seguir apostando al crecimiento del mundo biológico.
Siempre es bueno trabajar en desarrollo de nuevos productos y nuevas alternativas para el productor. Pero me pregunto si es razonable pensar en un cultivo como el trigo en una provincia como San Juan, la cual presenta déficit hídrico y las producciones tradicionales como la uva van camino al fracaso. Y mismo el trigo en Argentina no tiene las mejores perspectivas, y en varias notas de este medio hablan de ese tema. No seria razonable buscar otros caminos, y aprovechar el fuerte de cada zona. Me pregunto al pasar.