Nahuel Levaggi, líder de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), integrante de la Mesa Agroalimentaria Argentina y ex presidente del Mercado Central en el gobierno anterior. Bichos de Campo lo encontró en el contexto de una protesta a las puertas de la Exposición Rural de Palermo junto a otras organizaciones campesinas y trabajadores despedidos de la Secretaría de Agricultura.
-¿Cómo la estás viendo? ¿Llegó Milei y fue un mazazo para todos ustedes?
-Fue un mazazo para todos y además una clara demostración de que la propuesta política de todos los últimos años fracasó y por eso se abrió el espacio a un personaje con grandes problemas psicológicos, que es un adolescente básicamente que lo único que hace es gritar, y viene de la mano con un plan. Milei es la figura mediática de un plan de negocios para fortalecer una Argentina en función de intereses financieros claramente y de poder concentrado y de desmantelamiento total del Estado y de cualquier derecho del pueblo trabajador e incluso de la producción.
-Pero muchos productores lo apoyan…
-La realidad es que incluso los sectores productivos medios están mal, la pampa húmeda está mal, todo el sistema productivo. Milei es un presidente de un gobierno nacional que no tiene una sola palabra sobre producción o sobre cómo generar impulso, reglas de juego. El RIGI, para que vengan inversores externos, básicamente es poner guita para después llevársela. Ni siquiera es una situación de fortalecimiento, quizás de algunos sectores productivos con los que no podemos estar tan de acuerdo en algunas cosas, pero ni siquiera eso.
-¿Y el sujeto agrario que vos representás cómo está?
-Es el sujeto agrario pequeño productor campesino y mediano, cooperativista. Armamos la Mesa Agroalimentaria Argentina, con FECOFE, el MNCI (Movimiento Nacional Campesino) y la UTT. Ese sector está igual que la mayoría del pueblo. Nosotros tuvimos una devaluación tremenda, que se trasladada directamente a los costos de producción, porque se produce a costo dólar para un mercado interno que se achica totalmente. Eso lo vemos todos, no hay plata en la calle, eso significa que si vos producís para el mercado interno, tenés menos venta.
-¿En general los pequeños productores venden en pesos lo se producen para el mercado interno?
-Producen en dólares, a precio dólar, y venden en pesos. Y después, por otro lado, hay menor venta, menor ganancia, y además, ante las inclemencias climáticas de todo el tiempo, todo el sector agrario, no solamente el pequeño productor, está de la mano con un acompañamiento del Estado, sea en un crédito para la producción, sea en una ayuda cuando hay una inclemencia climática. Pero eso desapareció totalmente del Estado Nacional. Entonces la situación es más que complicada.
Mirá la entrevista completa:
-Las señales del Estado son desmantelar cosas que podríamos discutir si estaban bien o no, como el ProHuerta, Cambio Rural, el Instituto de Agricultura Familiar. ¿Qué mensaje les está llegando desde el Estado?
-El que acabás de decir: no solamente desmanteló sino que ni siquiera atiendo el teléfono. Para que vos te des una idea, no tuvimos un solo diálogo con el Ministerio de Agricultura, Secretaría de Agricultura, desde el 10 de diciembre hasta hoy. No tenemos con quién sentarnos a siquiera pensar algo, a poder plantear algo, no hay. Y lo que hay es el desmantelamiento total. Incluso de los créditos internacionales que -a través de la DIPROSE u otros organismos que no son solamente de la Secretaría-, estaban orientados a la agricultura familiar. Hay fondos que están ahí todavía, y lo sabemos. Pero hay una decisión política de desmantelar y de negar cualquier tipo de interrelación, por una concepción hasta ideológica. Pero por otro lado van generando las condiciones para que inversores externos vengan, para supuestas inversiones, para después llevárselas todas. Entonces, la situación es tremenda.
-Pero es una postura medio ridícula, porque ningún inversor internacional va a venir a poner un invernadero o a explotar una finca en un vallecito perdido en medio de la Sierra Catamarqueña.
-No, y además saben que la cuestión que más se discute en la economía macro es el cepo. Los tipos dicen “yo no voy a ir, si después no me la puedo llevar”. Por eso hay un infantilismo en el planteo económico, incluso para los intereses de ellos, excepto de dos o tres. Y la realidad es que después tenés el sector productivo que está cada vez peor, peor y peor. Esa es una situación transversal a todo el sector productivo agrario. Incluso el otro día escuchaba al presidente de la Sociedad Rural planteando la necesidad de la devaluación, “che, devalúen así y vendo”. El gobierno no quiere devaluar, porque sabe que después se le va a precios, y su mayor discurso es la pelea contra la inflación, entonces tenés a los grandes enojados, a los medianos que no pueden, a los chicos que desaparecen, y en el medio está todo el pueblo, porque acceder a la comida va a ser cada vez más complicado.
-¿Y el Mercado Central como está? Cuando asumiste ese cargo, dijiste que era un cargo interesante, porque podía generar bastantes cosas, porque ahí se concentra la comida para 18 millones de personas. ¿Qué pasó? ¿También está en ese proceso de desmantelamiento?
-Yo me fui de la gestión un año antes, en abril del 2022. Lo que sé es que muchos dispositivos que nosotros habíamos construido de asistencia a comedores, de promoción de la agroecología, de acuerdos de precios, no de imposición de precios, todo eso está totalmente desmantelado, totalmente desarmado, librado plenamente a… un punto de encuentro para la compra y venta, sin ninguna intervención estatal ni política pública. Sí, la intervención no necesariamente es una mala palabra. En el Mercado Central se desechan frutas y verduras aptas para el consumo humano, pero que pierden el valor comercial. Hoy la están tirando a la basura, porque hay gente que va a buscarla a la basura. Nosotros eso lo que habíamos hecho era un sistema mediante el cual la recuperábamos, se repasaba y se asistía a más de 400 comedores. Eso hoy no existe.
-¿Eso también lo desmantelaron?
-Lo desmantelaron el día 2 desde que cambió la gestión.
-Es una picardía todo, porque no son contradictorias: vos podés ser un gobierno de derecha, pero no por eso tenés que dejar de atender políticas sociales.
-Bueno, ese era el planteo, porque hay como una cuestión de odio también, ¿no? De odio ideológico, porque justamente no costaba nada seguir esta política en particular. No costaba nada. Incluso te permitiría decir: “che, yo soy bueno, acompaño a los pobres que tienen hambre”. Pero no, hay una cuestión de odio. Prefieren que la comida la tiren antes que entregársela a un comedor.
-¿No es un contra-odio al odio que ejercían ustedes cuando fueron gobierno? ¿No hicieron alguna crítica en ese sentido?
-¿Ustedes quiénes?
-Desde el oficialismo antes se desplegaba el odio hacia la puta oligarquía y todo eso. ¿No hay una discusión idiota ahí de uno y del otro lado?
-Sí, pero yo no formo parte. Yo nunca dije la puta oligarquía, yo no soy uno de ustedes que odiaba a otros, Nosotros somos la Unión de Trabajadores de la Tierra con un planteo claro político y agrario, con un planteo de soberanía alimentaria. Circunstancialmente fui presidente del Mercado Central tres años, acuerdo en líneas generales con un montón de cosas que me acercan más, obviamente, a lo que fue el Frente de Todos o Unión por la Patria, ahora yo no formo parte orgánica ni soy un personaje que gritaba la puta oligarquía, ¿se entiende? Muy poco tiene que ver Grobocopatel con un productor de 150 hectáreas, por ahí de soja, en Pehuajó. Hay una diversidad muy grande del sector agrario, no son todo lo mismo, y tampoco todo es la pampa húmeda contra los bolivianos que hacen verduras.
-Por eso. Para administrar esa diversidad, la verdad que pelearse entre dos extremos parece una tontería.
-Pero yo no formo parte de un extremo, así que no me hago cargo de eso. Ni tampoco cuando fui tres años a la gestión del Mercado Central impartí ni odio ni mucho menos, todo lo contrario, nos sentamos con todos los sectores a acordar. Obviamente a los sectores más concentrados, nosotros les planteamos “tengamos conciencia social y vamos con el bien común por delante, más allá del beneficio personal”.
-¿Cómo sigue ahora la película? ¿Están organizando, manteniendo, preservando?
-En los territorios aguantando, viendo entre las maquinarias colectivas, los canales de comercialización, los diálogos con las municipalidades y las provincias donde hay una posibilidad de trabajo. Ir resistiendo y acompañándonos. También estamos construyendo el camino para adelante en común con las organizaciones que formamos la Mesa Agroalimentaria Argentina. Estamos armando un programa agrario, lo fuimos discutiendo con todos los sectores y la idea es poner ejes en común, sobre todo con la función de garantizar que el pequeño productor pueda seguir y vivir dignamente en el campo. Y para que el pueblo en la ciudad pueda comer y acceder al alimento.