Marina Muscolo es ingeniera agrónoma y pertenece a Reinas de Corazones, una organización que impulsa a las mujeres rurales a adentrarse en la apicultura para generar un ingreso propio y extra para la economía familiar.
¿Por qué comenzó con esto de promover el rol de la mujer en la apicultura?
La realidad de las familias en el campo es que generalmente viven ahí porque el hombre tiene trabajo pero no así la mujer. Por suerte la mujer hoy quiere su autonomía pero en estas zonas tiene que trasladarse grandes distancias para poder conseguir trabajo. El objetivo es que las mujeres puedan aprovechar los recursos que la naturaleza tan gentilmente brinda para poder producir su propia miel y generar un ingreso extra para sus familias. El proyecto está destinado a mujeres de encargados y puesteros de campo.
¿En qué consiste el trabajo realizado con las mujeres?
Trabajamos todas como apicultoras independientes, pero trabajamos de manera colaborativa porque nos juntamos para capacitarnos, buscar financiamiento y armamos pooles de compra para conseguir mejor precio y venta de parte de la miel. Cada una participa de las actividades que le sean de provecho.
¿Hasta ahora con cuántas mujeres han trabajado?
Funciona como una cadena de favores. La mujer rural que quiere probar la actividad el primer año se capacita gratuitamente. El segundo año, si se decide a probar la actividad, recibe un kit de apicultora que son las colmenas y todo el equipo para hacerlas producir, además del seguimiento acompañado. Con la cosecha de sus colmenas, tiene la opción de donar su producción para con la venta comprar otro kit para otra mujer rural, y de esta manera el favor se va pasando de mujer en mujer. Esta miel que las chicas donan para pasar el favor es la que vendemos como Reinas de Corazones para poder comprar los equipos de las chicas nuevas que ingresan. Es importante porque las chicas no sólo tienen la posibilidad de recibir, sino también de dar.
¿Dónde comenzaron?
En Pehuajó, Buenos Aires, hace 4 años, y debido a esta cadena, ya estamos en Trenque Lauquen, Azul, Gral. Madariaga, Monte, Cañuelas y Castelli. Todo esto antes de la pandemia: éramos casi 40 apicultoras en estas localidades y las capacitaciones las hacíamos presenciales y participaban 90 mujeres.
¿Cómo las afectó el Covid?
La pandemia nos hizo ver la posibilidad de hacer las capacitaciones virtuales y eso nos posibilitó abrirlas a otras provincias y a otros países. En principio estas capacitaciones virtuales fueron pensadas para que las mujeres que tienen sus colmenas se puedan sacar dudas y tener información sobre las actividades que tienen que realizar según la época del año. Hoy hay 300 mujeres inscriptas en la capacitación virtual de prácticamente todas las provincias de Argentina y de otros países como Chile, México, Colombia, Costa Rica, Perú, Venezuela, Paraguay, Ecuador, República Dominicana, Brasil y Uruguay. Estas mujeres algunas tienen colmenas y otras quieren arrancar; el total de colmenas que suman hoy son 2.600. Para las capacitaciones virtuales articulamos con INTA Azul y siempre tuvimos todo el apoyo del INTA Proapi.
¿Qué resultados han obtenido hasta ahora?
El gran resultado es el impacto en las familias rurales, además de la posibilidad de capacitarse gratis en un oficio. Las mujeres se dan cuenta de que pueden desarrollar un emprendimiento propio dado que las capacitaciones no sólo son en el oficio sino también en la parte económica de cómo llevar los números del negocio. Y hasta hay mujeres que están animándose a aprender a manejar gracias a esta oportunidad. La mujer con autonomía económica tracciona el desarrollo de la sociedad.
Por sobre todo se trata de empoderar a la mujer…
Según la FAO el gran desafío es ampliar las posibilidades de las mujeres rurales para aprovechar al máximo sus potencialidades, al mismo tiempo que se mejora su calidad de vida y, con eso, la de su familia y la sociedad en su conjunto. Y según ONU Mujeres, cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen. El aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, o una menor diferencia entre la participación de mujeres y hombres en la fuerza laboral, produce un crecimiento económico más rápido.
¿Sigue siendo amplia la brecha de sueldos en Argentina?
Según el Centro de Desarrollo Económico de la Mujer, la brecha salarial en perjuicio de la mujer en nuestro país es del 27% promedio y la brecha de participación en la economía del 25%, pero si logramos nivelar estos índices, el PBI puede aumentar en el corto plazo un 16%.
¡O sea que es esto es clave!
Claro y un dato más: un aumento en la proporción de los ingresos del hogar controlados por las mujeres modifica los patrones de gasto en formas que benefician a hijas e hijos. Es decir que un mayor ingreso para las mujeres representa mayor gasto en sus hogares para educación y alimentación, temas fundamentales para el desarrollo equitativo en nuestro país.
¿Qué obstáculos han tenido que sortear o siguen apareciendo para que el proyecto siga avanzando?
El financiamiento, que es difícil de conseguir y el tiempo de las mujeres para capacitarse y trabajar, debido a sus deberes no remunerados y la demanda de la casa y los chicos. También las distancias y el costo de traslado.
Últimamente han surgido varias iniciativas que apuntan a proteger a las abejas y a revalorizar la miel. ¿A qué cree que se debe?
A dos cosas: primero, la miel se revalorizó por la tendencia mundial hacia alimentos naturales y las abejas son responsables directa o indirectamente de la polinización del 70% de las plantas del Planeta. O sea, sin polinizadores estas plantas no existirían y claramente el mundo no sería como lo conocemos. Las abejas son los polinizadores por excelencia, ya que son muy activas y son las únicas que visitan una sola especia vegetal por vuelo. Segundo, un tercio de los alimentos que consumimos tampoco existirían porque dependen de la polinización ya que una planta polinizada es una planta que da más frutos y más sabrosos, es una planta más fuerte… Y plantas más fuertes y saludables hacen un ambiente más saludable.