Hay una frase que dice algo así como que “no esperes resultados diferentes si siempre haces lo mismo”.
El gobierno de Javier Milei debería tomar nota de esta sentencia, porque es lo que le sucedió en materia de producción agrícola tras su primer año entero de gestión: como mantuvo inalterables el esquema de retenciones o derechos de exportación sobre los principales cultivos, la esperada reacción del sector agrícola se hará esperar y la producción de la campaña 2024/25 será incluso 5% inferior a la del ciclo anterior.
Es lo que dice la primera estimación sobre la cosecha por venir, la primera 100% que le corresponde a esta gestión, que realiza la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR): afirma el cálculo que se recolectarán 127,5 millones de toneladas, bien lejos de las más de 143 millones de toneladas que se proyectaban en base al área sembrada cuando comenzó el trabajo, pero también por debajo de las 134 millones de toneladas de la campaña anterior.
Aunque la presentación de los datos es bastante indulgente con este gobierno, porque atribuye este caída de la producción más a fenómenos climáticos adversos que a la política oficial para el sector, es innegable que la persistencia de retenciones del 33% para la soja, y del 12% para el resto de los cultivos, ha sido una limitante al crecimiento. O mejor dicho, una condena al estancamiento que muestra el sector agrícola argentino en todos los últimos años.
Recién a principios de año, cuando la superficie estaba todas sembrada y se preanunciaban serias dificultades económicas para los productores (en especial los que arriendan campos), el gobierno de Milei aceptó que había que modificar algunas lógicas y anunció una rebaja de los derechos de exportación sobre los granos, al 26% para la soja y al 9,5% para el resto. Pero la suerte ya estaba echada. Y para colmo, con ánimo de acelerar las ventas de granos y la liquidación de divisas, esa rebaja se anunció como temporal, hasta el 30 de junio próximo. Es decir que algunos productores no la aprovecharán ni al momento de la siembra ni después en la cosecha, porque muchos lotes se recolectarán después de esa fecha.
“En este contexto, la producción total de granos para la 2024/25 se estima en 127,5 millones de toneladas”, define el cálculo de la BCR, que a partir de ese dato estimó además los potenciales ingresos por divisas de exportación, un dato clave para el gobierno porque implica la posibilidad de tener sujeto el tipo de cambio en un año que además es electoral.
Como es habitual, la Argentina exportará la mayor parte de esas 127,5 millones de toneladas. “Se estima que en la campaña actual la suma del total exportado en términos de toneladas alcance 92,8 millones de toneladas, levemente por debajo del volumen exportado en la recientemente finalizada campaña 2023/24 pero lejos de los más de 100 millones que se llegaron exportar en años anteriores”, determina el documento. Según esta visión, habrá menos despacho de subproductos de soja ante la menor oferta de poroto.
En este ejercicio, el total de granos a exportar se proyecta en 53,5 millones de toneladas, prácticamente lo mismo que en el ciclo anterior, Las principales variaciones se darían en maíz, que alcanzaría 30 millones de toneladas (versus 36 Mt en la recién finalizada) y en trigo del que se estima embarcar 12,8 millones de toneladas (contra 7,6 Mt en la 2023/24). Finalmente, el volumen de aceites que se despacharán al exterior se mantiene prácticamente idéntico entre campañas.
En plata, y haciendo una estimación muy prematura, porque los precios internacionales de los granos están jaqueados por varios factores confluyentes, la Bolsa de Rosario “proyecta que la oferta total de divisas del agro alcance 30.800 millones de dólares, de los cuales 24.600 millones se volcarán en el Mercado Libre de Cambios (MLC) y otros 6.200 millones a los dólares financieros, suponiendo que se mantiene vigente el dólar blend hasta fines de año”. Ese mecanismo financiero es el que le permitió al gobierno de Milei, con dinero de los propios productores, no solo sujetar las cotizaciones del dólar oficial sino achicar la brecha, pero hacia abajo.
Tampoco en esto la bolsa espera grandes cambios, porque se ha hecho exactamente en materia de presión fiscal lo mismo que en el pasado reciente: “Este número es prácticamente idéntico al del año que finalizó, ya que si bien el tonelaje proyectado a exportar es apenas inferior, los precios de algunos de los principales productos se recuperaron levemente respecto del año pasado”, especuló la entidad.
Una vez que se cosecha el grueso de esta campaña, según la promesa del gobierno, las retenciones volverán a subir, aunque sí podría ensayarse una salida del cepo en caso de haber un acuerdo con el Fondo Monetario. En julio, si los derechos de exportación vuelven a sus niveles históricos, los mismos que en gobiernos de signo supuestamente ideológico diferente al actual, los productores volverán a tener que encarar la campaña 2025/26 en las mismas condiciones.
Si eso sucede, Milei habrá seguido sin aprender nada.
Y sin las retenciones, aumentaran fuerte los arriendos. Gran parte de lo q deje de recaudar el estado irá entonces a parar a los bolsillos de los propietarios RENTISTAS pasivos.
Otros grandes ganadores serán quienes siembran en tierra propia. Obviamente necesitaran vender menos granos para cumplir sus compromisos. Queda claro q el volumen de retención será mayor. ¿ Por qué apurarse a vender cuando ya sin retenciones tendrán al chancho agarrado de los pelos ???
Considero que bichos de campo solo se fija en las retenciones potestad de la nación, pero no se fija en lo que la vieja política sigue haciendo, impuestos a la tierra muy caros, ingresos brutos desbocado, invento de tasas en pueblos rurales, impuestos en los servicios que encarece la energía, ni hablar con las trabas a la producción secundaria huevos, carne o leche.
El gobierno nacional (aunque algo despelotado) viene dando señales positivas al campo desde que asumió, bajas en impuesto país que ayudo en una baja impresionante del costo de insumos (que los especuladores de siempre sufrieron, surcos y grobos), quita de castigos en los créditos por tener guardada soja, baja aunque leve pero baja al fin de retenciones, entre otras desregulaciones. Las retenciones no son en si solas la soga qué tiene al cuello el productor agropecuario.