Mientras que en el Congreso se debate el súper manoseado proyecto de “Ley Bases”, un informe alerta que las “bases” de las fuentes de originación de divisas de la economía argentina están en riesgo de implosionar.
Políticas de promoción en EE.UU. incentivaron la elaboración de biodiésel tradicional (Fatty Acid Methyl Esters ó FAME) y más recientemente de biodiésel hidrotratado o HVO (Hydrotreated Vegetable Oil), lo que generó un crecimiento sustancial de la molienda interna de soja en esa nación para abastecer de aceite de soja a la pujante industria de biocombustibles.
Sin embargo, un informe del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) alerta que detrás de esa dinámica existe un riesgo significativo en línea con el crecimiento de la oferta exportable estadounidense de harina de soja, dado que por cada tonelada adicional de aceite de soja que produce EE.UU., la contraparte de ese proceso es la obtención de cuatro toneladas de harina de soja.
“Durante el año pasado, gran parte del crecimiento de las exportaciones estadounidenses de harina de soja se debió a la menor competencia de Argentina, que resultó afectada por una sequía. Sin embargo, cuando la producción argentina se recupere a niveles normales, probablemente no habrá suficiente crecimiento en el consumo global para dar cabida a las exportaciones de ambos países”, advierte el informe del USDA.
“Incluso si EE.UU. pudiera captar todo el crecimiento mundial de las importaciones de harina de soja, el crecimiento de la molienda de soja y de la producción de biodiésel renovable (HVO) en EE.UU. podría verse limitado por la capacidad de encontrar una salida para el excedente de harina de soja”, añade.
Según proyecciones del USDA realizadas con base en el año 2023, se prevé en la próxima década el consumo interno de harina de soja crezca a razón de un promedio anual de 700.000 toneladas, mientras que las importaciones mundiales aumentarían en un promedio anual de un millón de toneladas.
“Suponiendo que EE.UU. capte todo el crecimiento de las importaciones mundiales, podría producir y comercializar 1,7 millones de toneladas adicionales de harina de soja cada año, lo que equivaldría a alrededor de 400.000 toneladas adicionales de aceite de soja por año.
Sin embargo, el crecimiento del aceite de soja consumido en EE.UU. por la industria del biodiésel superó esa cantidad para sumar 600.000 toneladas en 2022 y 1,1 millones de toneladas en 2023.
“Eso implica que, a partir de la demanda mundial proyectada de harina de soja, el aceite de soja no podrá seguir impulsando la producción de biodiésel a los niveles actuales en los próximos años si no se producen cambios en la demanda internacional de harina de soja, cambios en la participación de mercado o bien una menor oferta en países competidores”, proyecta el informe.
“Si EE.UU. produce en exceso harina de soja, las empresas estadounidenses exportarán la sobreoferta de suministros en el corto plazo en lugar de dejar que el producto se eche a perder durante el almacenamiento. Y para aumentar los volúmenes de exportación, las compañías estadounidenses necesitarán bajar los precios lo suficiente como para alentar a la originación de mercadería en EE.UU.”, añade.
“Sin embargo, a largo plazo, si los suministros mundiales de harina de soja superan el consumo mundial y EE.UU. no puede arrebatar cuota de mercado a la Argentina y Brasil, tanto la molienda de soja como la producción de biodiésel renovable se verán limitadas por la incapacidad de deshacerse de los excedentes de harina de soja”, anticipa.
El informe recuerda que el costo de producción del biodiésel renovable es significativamente mayor al del gasoil de origen fósil, lo que significa que sin políticas nacionales y provinciales de reducción de carbono que exijan cantidades mínimas y proporcionen créditos fiscales no habría mercado para la producción del biocombustible.
Si bien estas leyes federales están incentivando el crecimiento de los biocombustibles, el verdadero impulsor de la expansión del biodiésel renovable ha sido el Estándar de Combustibles Bajos en Carbono del estado de California (LCFS por sus siglas en inglés).
Si bien los estados de Oregón y Washington tienen políticas estatales similares a la LCFS, California es el estado que más consume y crece más rápido y es responsable de impulsar el meteórico aumento de la capacidad y producción de biodiésel renovable.
El proceso y el equipo necesarios para producir biodiésel renovable y también biocombustible para la aviación (SAF) son similares a los que se utilizan para producir gasoil, lo que permitió a las refinerías petroleras tradicionales reconvertirse parcial o totalmente.
“Muchas de las decisiones y anuncios para reutilizar las refinerías para biodiésel renovable se produjeron en 2020 y 2021, cuando la capacidad inactiva en las refinerías de petróleo alcanzó máximos de una década debido al impacto de la Covid-19 en el consumo y los precios del petróleo”, indica el informe.
Así a medida que la producción de HVO se ha ampliado, el biodiésel tradicional ha ido evolucionando gradualmente en la dirección opuesta desde que alcanzó su nivel máximo en 2018. De hecho, la capacidad de producción de biodiésel renovable de EE. UU. superó al biodiésel en julio de 2022, lo que llevó a que la producción del mismo superara al biodiésel convencional en 2023.
El auge del proceso alteró la matriz agroindustrial internacional. Las exportaciones de poroto de soja de EE.UU. han venido bajando desde que alcanzaron un récord en la campaña 2020/21, al tiempo que creció la participación de Brasil en ese mercado.
“En 2024/25, se pronostica que la molienda de la soja en EE.UU. alcanzará un récord por cuarto año consecutivo. Este es un efecto directo de la expansión de la producción de biodiésel renovable, ya que los altos precios internos del aceite de soja han elevado los márgenes de la industria aceitera”, apunta el documento del USDA.
El factor principal de ese proceso fue una importante prima de precio estadounidense sobre el aceite de soja de origen sudamericano, que ha hizo que las exportaciones de EE.UU no sean competitivas y cayeron de manera importante.
“La caída de las exportaciones fue tan significativa que EE.UU. se convirtió en un importador neto de aceite de soja –en volumen– en 2023 por primera vez en la historia. De hecho, la brecha de precios fue tan enorme que EE.UU. no experimentó un repunte en las exportaciones de aceite de soja en 2022/23 a pesar de una sequía que redujo drásticamente la producción de soja en Argentina, el mayor exportador de aceite de soja del mundo”, indica.
Debido a la sequía, la producción de aceite de soja de Argentina en 2022/23 alcanzó el nivel más bajo en más de una década, lo que provocó que los importadores mundiales recurrieran a Brasil en busca de aceite de soja, además de recurrir a fuentes alternativas como aceite de palma o girasol.
Sin embargo, a principios de 2024, las primas del aceite de soja estadounidense comenzaron a reducirse por debajo de la brecha experimentada durante los últimos años debido a que las fábricas de HVO comenzaron a reemplazar ese producto por aceite de colza (importado en gran medida de Canadá) y aceite de cocina usado, entre otras opciones.
“Las exportaciones estadounidenses de aceite de soja previstas para 2024/25 aumentarían marginalmente, pero se mantendrán muy por debajo de los volúmenes históricos anteriores al auge del biodiésel renovable”, explica el USDA.
Asique la base de la economía Argentina es la soja…y como se está produciendo otro tipo de combustible…..bla bla bla..que nota confusa no???
Es a propósito??
Horacio. El artículo es para los que terminaron primario completo. La base de la economía argentina es la soja, sí.
Mucho título y poco análisis.
Por eso la solución era extraer y producir pilas de Litio. Pero ahora con el RIGI olvídate. Vamos a tener que pensar seriamente en emigrar porque ni el más rico campesino va a durar mucho con esta política de entrega total de los recursos.