El maíz que se come en todo el planeta tiene origen en México, y hay evidencia de su cultivo desde hace más de 10 mil años. Es este acervo cultural el que está tratando de mantener el gobierno de Claudia Sheinbaum, al negarse a permitir que ingrese maíz que sea transgénico.
Esta batalla lleva tiempo, y data de un proyecto del expresidente Andrés Manuel López Obrador, que en la actualidad está encargando Sheinbaum.
Como México forma parte de un bloque de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, debería dejar que ingrese el maíz que sus socios decidan vender. México se negó, y tuvo que soportar una mediación en la que salió perjudicado, y ahora deberá acatar la medida comercial. Ante el fallo negativo del panel en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el gobierno mexicano se pronunció redoblando la apuesta.
El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué Sacristán destacó que es importante proteger la biodiversidad del maíz mexicano: “Lo que la Presidenta va a hacer es garantizar lo que verdaderamente nos interesa, y es que en este país no se cultive maíz transgénico ni blanco, ni amarillo, ni azul, ni rojo, ni negro. En este país no se debe y no se va a cultivar maíz transgénico para ningún uso, ni para consumo humano, ni forraje, ni nada”.
El maíz tiene un significado cultural muy profundo para los mexicanos, por eso el Gobierno de México está protegiendo a los maíces nativos: “El maíz criollo, nuestras razas, son la gran reserva de la biodiversidad genética, no solo de México, del planeta”, afirmó Berdegué Sacristán, durante el evento Objetivos y prioridades de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural 2025.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural está segura de que los productores mexicanos pondrán suficiente maíz blanco no transgénico en la mesa: “En este país no vamos a sembrar maíz transgénico nunca”, concluyó el secretario Julio Berdegué.
Los pequeños productores de maíz con superficies que van de 1 a 5 hectáreas comercializan hasta el 81.8% de su producción, de acuerdo con el Censo Agropecuario realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2022.
Según escribió el portal especializado Tierra Fértil, de aquel país, el Grupo Consultor de Mercados Agrícola (GCMA), no ve muchas alternativas ante la baja en su caída en la producción maicera y deberá importarlo de todos modos.
Al respecto, el GCMA establece que las alternativas de México serán eliminar los decretos del 31 de diciembre de 2020 y del 13 de febrero del 2023 y permitir la importación, producción y uso del maíz genéticamente modificado para todo uso. Caso contrario deberán negociar con EE. UU. y Canadá el comercio del maíz y establecer algunas restricciones. El punto tres sería mantener las prohibiciones específicas para no importar maíz blanco genéticamente modificado, pero en este último caso, sus socios comerciales impondrán aranceles o cuotas compensatorias a productos mexicanos, escribieron los especialistas.