El desastre productivo que afectó a la Argentina en 2022/23 podrá ser parcialmente compensado gracias a los aportes provenientes de los vecinos del Mercosur.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que en la presente campaña la industria aceitera argentina importaría al menos 9,50 millones de toneladas de soja para compensar el déficit de oferta interna generado por la sequía y las heladas tempranas.
“Paraguay podría aportar 5,0 millones de toneladas, mientras que Bolivia y Uruguay podrían sumar, en conjunto, 1,50 millones de toneladas más”, indica un informe de la BCR.
“La gran incógnita es lo que puede ocurrir con las importaciones desde Brasil. La cosecha récord obtenida en el gigante sudamericano esta campaña (hasta 155 millones de toneladas según consultoras privadas como Agroconsult) ha causado una fuerte baja en las primas de exportación de poroto brasileño, tornando más económicamente conveniente la operatoria. Por ello, se estima que las importaciones de soja desde Brasil podrían sumar otros 3,0 millones de toneladas, aunque no se descarta que el volumen sea aún mayor a ello”, añade.
De esta manera, la oferta total de soja en la Argentina lograría llegar al menos a una base de 40,5 millones de toneladas, una cifra que, si bien es la más baja desde 2008/09, al menos permitiría garantizar cierto nivel critico de actividad en el cluster aceitero argentino.
Por el lado de la molienda de soja, la BCR proyecta un total de 29,2 millones de toneladas, un número que comprende tanto la extracción por solvente como la molienda por prensado/extrusado realizada por pymes regionales.
La molienda de soja de extracción por solvente, es decir, aquella que se realiza en las grandes plantas de molienda de oleaginosas (la gran mayoría de ellas ubicadas en el Gran Rosario), se proyecta en 28,0 millones de toneladas, la cifra más baja desde 2002/03.
La importación resulta esencial no solamente para compensar el volumen perdido en la Argentina, sino también la calidad, dado que buena parte de la cosecha argentina resultó dañada por el desastre climático.
Las exportaciones de poroto se proyectan en apenas 2,8 millones de toneladas, el menor volumen desde la campaña 1996/97. “Este volumen se explica principalmente por la producción de la región del sur de Buenos Aires y La Pampa, dado que actualmente el margen teórico de la industria (FAS Teórico) es negativo; ante ello, y por la distancia que separa a ese grano del Gran Rosario, no resulta económicamente conveniente llevarlo allí para industrializarlo, por lo que saldría directamente como poroto desde los puertos marítimos de Bahía Blanca y Necochea/Quequén”, asegura la BCR.
El procesamiento industrial de la soja en Argentina había cerrado el 2022 con una baja del 10%. Y este año caería de manera dramática para posicionar probablememte a Brasil –que viene creciendo al respecto año tras año– como el mayor exportador mundial de harina de soja.