CIAFA es la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos, fundada en 1990 con el objetivo de representar los intereses de las empresas que elaboran, formulan y venden fertilizantes y productos fitosanitarios. Hoy reúne a 57 firmas.
Su actual presidente es Marco Eugenio Prenna, de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), quien señaló que “el sector es muy heterogéneo e interesante, con muchas trasnacionales pero también varias nacionales. Muy competitivo, y eso es una fortaleza que tenemos como país”, según explicó a Bichos de Campo.
Aquí la entrevista completa con el presidente de CIAFA:
En el país existe una de las fábricas de urea granulada más grande de Lationoamérica, la de Profertil en Bahía Blanca, con una capacidad de 1,2 a 1,3 millones de toneladas. De todas formas, el consumo de dicha fuente nitrógenada ha superado aquella oferta y se debe importar algo de urea. Localmente también se produce superfosfato triple, a partir de la importación de la roca fosfórica, en Ramallo y en Puerto General San Martín, y la oferta llega a abastecer la demanda local y hasta da para exportar a países limítrofes.
En cuanto al consumo de fertilizantes, para Prenna hace falta mucha más conciencia por parte de los productores, para que nutran mejor a sus suelos. “Creemos que hace falta que el Gobierno fije un norte, como pasó en Córdoba, que con incentivos hacia las buenas prácticas se está mejorando. Otras provincias, como Santa Fe y Buenos Aires, están trabajando en los mismo”, desctacó
El ejecutivo destacó que “a nivel nacional existe un observatorio de suelos”. Pero en materia de promoción de la fertilización “llegó a haber un proyecto de ley con media sanción, que luego perdió estado parlamentario. La iniciativa hablaba de descontar Ganancias a aquellos productores que reponían de buena forma los nutrientes que se llevaban de sus suelos”, relató Prenna.
“Es un tema importante como para que el Estado juegue un rol, porque si no fertilizamos como corresponde, perdemos el sustento a la vida que nos da el suelo. Y además de producir menos cantidad, se pierde la calidad de los alimentos. Como pasó con la marcada baja de proteína en trigo y en soja por no fertilizar bien en el pasado. Además conviene hacerlo por una cuestión económica, de margen para los productores”, finalizó Marco Prenna.