Finalmente, tal como se había advertido más de un mes atrás, se diluyó la brecha de precios existente entre el valor FOB del aceite de soja estadounidense versus el sudamericano, lo que representa un factor bajista para la oleaginosa.
A partir del crecimiento de la producción de biodiésel convencional y del hidrotratado o HVO (Hydrotreated Vegetable Oil) en particular –este último tiene una composición química equivalente a la del gasoil de origen fósil–, el año pasado el precio del aceite de soja en el mercado de EE.UU. creció de manera desmedida.
Debido a la impresionante suba del valor del aceite de soja, muchas fábricas de biodiésel y HVO comenzaron a buscar fuentes alternativas de materias grasas para reducir costos, entre la cuales se destacan el sebo bovino, el aceite de colza –mayormente importado de Canadá– y el aceite de cocina usado.
Por tal motivo, el diferencial del aceite de soja Golfo de México (EE.UU.) versus Paranaguá (Brasil) y Rosario (Argentina) se fue reduciendo hasta desaparecer por completo en las últimas jornadas.
“La prima del precio del aceite de soja estadounidense en comparación con otros exportadores importantes ha disminuido y se espera que EE.UU. sea un exportador neto de aceite de soja en 2024/25”, apunta un informe del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA).
“El sobreprecio registrados en los últimos dos años fue impulsado por una mayor demanda interna de aceite de soja para la producción de biocombustibles, en particular para una mayor producción de biodiésel renovable (HVO) destinado al mercado de California”, añade.
Con la suba del valor del aceite de soja, los fabricantes de HVO comenzaron a emplear fuentes de insumos alternativas para reducir costos y así la proporción del aceite de soja empleado para elaborar biodiésel en EE.UU. pasó del 45% a comienzos de 2022 a menos del 35% en los inicios de 2024.
“Se pronostica que las existencias finales de aceite de soja de Estados Unidos aumentarán un 10%, mientras que se prevé que los precios bajen”, anticipa el informe.