El enrarecimiento del contexto internacional provocó hoy ventas masivas y generalizadas de contratos futuros de commodities por parte de grandes fondos corporativos con el propósito de cubrirse ante eventuales eventos disruptivos.
El escenario general, caracterizado por una elevada inflación global y un creciente descontento social, no “pinta” nada bien porque todo indica que la economía global va camino hacia una estanflación similar a la registrada durante las décadas del ’70 y ’80 del siglo pasado.
La diferencia es que ahora, gracias a la tecnología digital, las comunicaciones –sean rumores, información o desinformación– aceleran y potencian todos los procesos en curso.
Esta semana la Reserva Federal (FED) de EE.UU. subió en 75 puntos básicos la tasa de interés de referencia interbancaria, para ubicarla en un rango de 3,00% y 3,25%, el cual aún está bastante por debajo del nivel de inflación minorista de EE.UU. (8,3%), lo que indica que las tasas seguirán subiendo en lo sucesivo con el propósito de enfriar la economía.
Además del avance de Rusia contra Ucrania –en el marco de un conflicto que, lejos de mitigarse, tiene para un buen rato más–, crece la incertidumbre de lo que sucede en China, donde existen evidencias (no certezas por el “corralito” informativo aplicado por un gobierno totalitario) de una crisis financiera e hipotecaria severa que podría intentar ser enmascarada por medio de una acción militar contra Taiwán.
Más allá de las diferentes versiones que corren sobre lo que está sucediendo en China, el hecho de saber que el gobierno central de la nación asiática devaluó el yuan para llevar la moneda al mismo nivel que el presente durante la pandemia de Covid-19, no luce un dato auspicioso, pues ese movimiento encarece las importaciones por parte de las empresas chinas.
En semejante contexto, tan difícil de proyectar, no son pocos los administradores de fondos de inversión y corporativos que prefieren liquidar posiciones en activos financieros –incluyendo los futuros de commodities– con el propósito de buscar refugio en instrumentos líquidos hasta que la situación “aclare”.
En tal situación, todos los análisis sobre la dinámica de los fundamentos de la oferta y demanda de materias primas agroindustriales deben ser dejados de lado, pues la fuerza vendedora de los grandes fondos aplican un “golpe” bajista a las cotizaciones de los granos del cual es imposible escapar.