La estrategia del presidente Mauricio Macri de armar grandes mesas con los diferentes sectores productivos para discutir sus problemas derivó en la realización, este miércoles, de la primera Mesa de la Soja. El encuentro será multitudinario y se producirá luego de la inauguración de la ampliación de la planta de Renova (propiedad de Vicentín y Glencore) en el zona de Timbués, al norte de Rosario.
No se si alguien se lo habrá advertido, pero el presidente estará metiendo la cabeza en la boca del león. La de Renova es la mayor planta para la molienda de soja de todo el mundo.
La flamante Mesa de la Soja, que será una reunión multitudinaria, tendrá como objetivo “fijar una agenda estratégica de trabajo para lograr mejorar la competitividad de la cadena sojera”, según reza en la convocatoria. Se cae de maduro que la poderosa industria aceitera, responsable del 30% de las exportaciones totales de este sojizado país, aprovechará la situación para exponer ante Macri sus desgracias más recientes.
Básicamente, las empresas nucleadas en Ciara-CEC exhibirán una serie de indicadores para mostrarle el gobierno que el país avanza hacia una “reprimarización” de su portafolio de negocios, con un incremento de los embarques de porotos sin procesar y una caída de los envíos al mundo de los productos obtenidos a partir de la molienda local del grano. Esto es, aceites, harinas y biodiésel.
Aunque pueden ser motivo de debate cuáles son los factores que lo desencadenaron, ese proceso se ha hecho muy palpable en los últimos meses. Y se expresa en cifras duras que seguramente los representantes del sector industrial arrojarán sobre la mesa. Mostrarán que 2018 terminó con una baja en la molienda del 12%, que podría empeorar este año si continúan creciendo las exportaciones de soja sin procesar en detrimento de los subproductos.
Una parte importante de la explicación de por qué sucede lo que sucede hay que buscarla en la guerra comercial entre China y Estados Unidos, ya que el primer país suspendió sus compras de soja desde el segundo y comenzó a buscar proveedores del poroto en otras regiones productivas. Primero miró a Brasil y después a la Argentina. China solo importa el grano sin procesar, para abastecer a su propia industria aceitera. También la sequía del año 2018, que recortó 30% la oferta de soja, debe formar parte del escenario.
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Pero está cantado que los directivos de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC) criticarán también la política llevada a cabo por el gobierno de Macri, sobre todo porque colaboró a empiojar este escenario. Sucede que en agosto y septiembre la administración nacional tomó medidas que perjudicaron a la industria por dos vías:
- La primera fue la eliminación del diferencial histórico de derechos de exportación que, con distinta intensidad, penalizó a lo largo de décadas con retenciones más elevadas las exportaciones del poroto, favoreciendo su procesamiento dentro del país. Este diferencial arrancó con la recuperación de la democracia en 1983 y se mantenía incluso en los últimos años en 2,5%. En agosto, en un primer retoque, Economía lo eliminó y todos las posiciones arancelarias de la soja comenzaron a tributar la misma alícuota.
- Luego llegó el acuerdo con el FMI y el gobierno eliminó el cronograma de reducción paulatina de las retenciones del complejo sojero, congelándolas en un 18%. Además le adicionó la retenciones de 4 pesos por dólar aplicada a todos los sectores. Desde entonces, el poroto, el aceite y la harina de soja tributan cerca del 30%, parejo.
Macri sabe de las quejas del sector aceitero por hacer nivelado la alícuota de retenciones para el grano sin procesar y para los productos con mayor valor agregado. Estas críticas han sido públicas y seguramente se habló dle tema en la reciente gira del presidente por India y por Vietnam , ya que de la delegación empresaria participó el titular de Ciara-Cec, Gustavo Idígoras, además de Sergio Nardelli, de Vicentín, que actuará como anfitrión en la visita a la planta de Renova.
Los representantes de las entidades rurales de la Mesa de Enlace también han sido invitados a ocupar sillas en la flamante Mesa de la Soja. Por eso no es descabellado pensar que durante la reunión quede expuesta la fractura que existe en la cadena. Los agropecuarios saben que esos 2,5 o 3 puntos adicionales de retenciones eran descontados por las aceiteras de los precios pagados al productor, quien finalmente terminaba así “subsidiando” a la industria más poderosa y competitiva del país.
El principal promotor de la nivelación de las retenciones estará sentado junto al presidente y al ministro de la Producción, Dante Sica. Se trata de Luis Miguel Etchevehere, el subsecretario de Agroindustria. Fue el ex titular de la Sociedad Rural quien en agosto de 2018 acercó a Nicolás Dujovne la alternativa de eliminar ese diferencial entre poroto y subproductos para mejorar los números de la recaudación.
En aquel momento, el Ejecutivo nacional también tomó otras dos medidas: Eliminar el Fondo Federal Solidario, que lo obligaba a compartir el 30% de la recaudación por retenciones con las provincias; y la Rebaja de los Reintegros de Exportación. La industria aceitera, en los últimos meses, ha sugerido que una vía para recuperar los estímulos al agregado de valor y la molienda de soja podría ser justamente una suba de esos reembolsos.
Macri meterá mañana la cabeza en la boca del león. Tendrá que ser muy ágil el presidente para salir entero y esquivando una definición sobre esta controversia.