Los productores de cebolla recordarán al 2017 como uno de los peores años para la actividad, ya que debido a la sobreoferta de esa hortaliza los precios cayeron a mínimos históricos y el sector trabajó a niveles de quebranto.
En la campaña 2018, sin embargo, la producción local se ajustó, se reanudaron las exportaciones a Brasil y se nota una normalización en el mercado.
El diagnóstico fue compartido por todos los especialistas que la semana pasada participaron del 21º Seminario de Cebolla del Mercosur, que se realizó por primera vez en Argentina en el marco de la 11º Fiesta provincial de la Cebolla en la localidad bonaerense de Hilario Ascasubi.
En esa región del sur bonaerense y los valles regados de Río Negro se concentra la mayor producción de cebolla del país: se sembraron 8.000 hectáreas sobre un total de 20.000 para todo el país. La superficie se ajustó cerca del 25% y eso permitió este año estabilizar la producción y mejorar los precios pagados al productor.
El ingeniero agrónomo Daniel Iurman, experto del INTA Hilario Ascasubi, explicó a la agencia Télam que actualmente la bolsa de 20 kilos de cebolla se paga $ 75, cuando el año pasado llegó a $ 10, equivalente a $ 0,50 por kilo.
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Históricamente, la demanda de cebolla argentina es bastante inelástica: el mercado doméstico consume unas 40.000 toneladas de cebolla, equivalentes a unos 10 kilos anuales por habitante. Pero además, se sumaba una demanda desde Brasil, entre marzo y abril de cada año, porque el vecino país no llega por razones climáticas a lograr un autoabastecimiento a lo largo de todo el año.
En campañas normales, la Argentina coloca en el vecino país unas 140.000 toneladas, suficientes para atender algo más de la demanda brasileña de todo un mes.
Según el relato de Iurman, este año han regresado los compradores de Brasil, que se habían ausentado en 2017 debido a que ese mercado estuvo sobreabastecido por una elevada oferta de cebolla desde los estados del sur brasileño y también desde países europeos (como España y Holanda).
“Ahora la situación es de un prudente optimismo, porque aunque todavía falta vender gran parte de la mercadería, la oferta es más acotada”, explicó el técnico del INTA.
La oferta de cebolla del sur de Buenos Aires y Río Negro es la que cubre el mercado local y el de exportación durante gran parte del año, ya que a partir de septiembre comienzan a aparecer cargamentos de Santiago del Estero y otros zonas norteñas.
Otro rasgo de la presente campaña cebollera bonaerense ha sido que la escasa humedad de estos meses permitió lograr una cosecha de buena calidad, ya que fue menor la incidencia de enfermedades en el cultivo. “Veníamos de tres años malos en materia de calidad y competencia de los distintos mercados”, señaló Iurman.
En base a los renovados precios actuales, el especialista calculó que la cebolla ahora “cubre los costos del productor y hasta deja un margen, aunque ese indicador siempre es variable según la eficiencia y el tipo de contrato de arrendamiento que haga el productor”. En el negocio cebollero es importante la participación de la colectividad boliviana, que suele acordar el valor del alquiler de la tierra en bolsas de cebolla.