Los trabajadores del INTA, nucleados en APINTA, realizaron este martes 16 de diciembre su Congreso Ordinario y aprobaron un documento en el que expresan un rechazo explícito y detallado al proceso de achique que impulsa el gobierno de Javier Milei sobre el organismo de ciencia y técnico de relevancia mundial.
El texto fija una posición institucional del gremio y, al mismo tiempo, ordena y sistematiza las principales medidas oficiales que, según advierten, configuran un plan de desmantelamiento del INTA.
El documento aprobado por el congreso enumera y pone en contexto una serie de decisiones que vienen siendo delineadas desde el inicio de la actual gestión de Milei. En ese recorrido, los trabajadores describen un proceso que combina reducción de personal, cierre de estructuras territoriales, recorte de líneas de trabajo y venta de activos estratégicos, con impacto directo sobre la capacidad operativa y científica del instituto.
APINTA sostiene que estas medidas forman parte de una misma lógica de ajuste, que comenzó a tomar forma durante 2024 y se profundizó a lo largo de 2025. El congreso gremial, señalan, buscó precisamente dejar constancia escrita de ese proceso y de la oposición de los trabajadores a un achicamiento que consideran estructural y no transitorio.
“El INTA, institución descentralizada y autárquica, con casi 70 años de trayectoria basada en un modelo de gestión público-privada en todos sus niveles de gobernanza, continúa siendo objeto de destrucción por parte del Gobierno Nacional, mediante acciones que atentan contra su estructura, funcionamiento y misión”, esgrimen desde el gremio de trabajadores.
Desde la mirada gremial, el retiro voluntario no es una política neutral ni transitoria, sino una pieza clave de una estrategia más amplia de vaciamiento. El documento advierte que, al promover la salida de personal experimentado, se debilitan áreas técnicas sensibles y se compromete la continuidad de líneas de trabajo que requieren acumulación de conocimiento y presencia sostenida en el territorio.
Otro componente central del proceso de achique es el cierre de 11 centros regionales del INTA. Para los trabajadores, esta medida implica un golpe directo a la lógica federal que históricamente caracterizó al organismo. La estructura regional del instituto permitió articular investigación, extensión y asistencia técnica en función de las particularidades productivas, ambientales y sociales de cada zona del país. La eliminación de estas estructuras, sostienen, reduce drásticamente la capacidad del Estado de acompañar a los productores en los distintos territorios.
“Desde hace más de un año venimos soportando los embates promovidos por el Poder Ejecutivo Nacional e impulsados en INTA por su presidente Nicolás Bronzovich, con una clara voluntad de aplicar la motosierra contra los trabajadores y trabajadoras, sin considerar el impacto que ello tiene en el desarrollo agrobiondustrial argentino”, aseguraron los trabajadores, quienes recordaron además, que mantienen el estado de alerta y movilización ante este embate hacia el organismo.
A este recorte territorial se suma la reducción de líneas de trabajo. El documento señala que distintos programas de investigación y extensión están siendo discontinuados o achicados bajo el argumento de redefinir prioridades. Sin embargo, desde APINTA advierten que estas decisiones no surgen de evaluaciones técnicas ni de análisis de impacto productivo, sino de una concepción política que busca limitar el rol del Estado en ciencia y tecnología aplicada al agro.
“El nuevo Consejo Directivo del INTA intenta reinstalar una agenda a la cual se le dijo NO: despidos y pase a disponibilidad de trabajadoras y trabajadores, cierre de Agencias de Extensión Rural, cierre de los Institutos de la Agricultura Familiar, reducción de Centros Regionales y Centros de Investigación, cambios de estructuras y venta de tierras de incalculable valor patrimonial y para la experimentación agropecuaria, y reducción de líneas de investigación y extensión sin una visión federal”, manifiesta el documento que surgió del Congreso de los trabajadores.
Uno de los puntos más sensibles y reiterados en el documento es la intención oficial de avanzar con la venta de aproximadamente 42.000 hectáreas de campos experimentales pertenecientes al INTA. Estos predios, distribuidos en distintas provincias, cumplen funciones estratégicas para la investigación, la validación de tecnologías y la generación de información pública. Para los trabajadores, no se trata de activos prescindibles, sino de infraestructura científica central para el funcionamiento del organismo.
El texto aprobado en el congreso gremial subraya que la eventual venta de estos campos implicaría una pérdida patrimonial irreversible y un condicionamiento severo a la capacidad futura del INTA. Además, advierten que desprenderse de estas tierras supone ceder espacios clave para la investigación pública y dejar en manos del sector privado funciones que históricamente cumplió el Estado.
“Bronzovich propone la liquidación de las Unidades de Vinculación Tecnológica del grupo INTA, Fundación ArgenINTA e INTeA SA (empresa privada dedicada a la difusión y comercialización de tecnologías apropiables generadas por el INTA) y el cese del modelo de Cooperadoras de las estaciones experimentales, que son herramientas fundamentales para el manejo de las unidades productivas”, redactaron desde APINTA.
Los trabajadores también aprovecharon a recordar que las entidades de productores agropecuarios, principalmente las que conforman la Mesa de Enlace, son responsables de lo que ocurra con el organismo, ya que tienen voz y voto dentro de la toma de decisiones del INTA: “Ante esta avanzada para retomar el plan de destrucción del INTA, desde APINTA exigimos a las entidades del sector agropecuario que estén a la altura de las circunstancias y defiendan al INTA, porque su vuelta al consejo directivo no es un cheque en blanco. El futuro de la producción y de la innovación nacional depende de su decisión para resguardar a un organismo que siempre ha puesto su capacidad técnica y humana al servicio del desarrollo del campo argentino”.
Para cerrar, los trabajadores recordaron sus posturas, y manifestaron que “el camino es la lucha”. “Desde APINTA, las trabajadoras y los trabajadores organizados seguiremos luchando en defensa de nuestra institución. No a los despidos y pase a disponibilidad de los y las trabajadoras. No al cierre de agencias de extensión. No al cierre de centros regionales y de investigación. No a la venta de las tierras patrimonio de todos los argentinos”.
En este sentido, el posicionamiento aprobado por el Congreso Ordinario reafirma la oposición de los trabajadores a cualquier intento de achicar el INTA sin un debate profundo y transparente sobre su rol estratégico. Para el gremio, el instituto cumple una función central en el desarrollo agropecuario, la innovación tecnológica, la soberanía científica y el arraigo territorial. Debilitarlo, advierten, tendría consecuencias de largo plazo para el sistema productivo argentino.





