Si bien los tres productos que conforman el complejo sojero son commodities, los mismos tienen particularidades en cada uno de los países productores que determinan variaciones de precios que, en algunos casos, pueden llegar a ser enormes.
El valor FOB de la soja brasileña está muy por debajo del poroto estadounidense debido no solamente a la gran cosecha que el país sudamericano logró este año, sino al hecho de que, frente al marcado déficit de infraestructura de almacenamiento de granos, Brasil está obligado a embarcar poroto con gran rapidez a medida que va avanzando la cosecha. En el segundo semestre del año –la “temporada baja” comercial de la soja brasileña– ese fenómeno debería tender a relajarse.
En lo que respecta a la Argentina, si bien condiciones normales el valor FOB de la soja debería ubicarse –en el mejor de los casos– en paridad con Brasil, en la presente campaña los valores se encuentran influenciados por una producción muy baja (producto de un desastre productivo) que, como contrapartida, promovió un crecimiento del tenor proteico del poroto.
En el mercado internacional de aceite de soja el producto originado en Sudamérica tiene un valor similar, pero no es el caso del aceite estadounidense, donde el valor FOB se encuentra completamente desconectado de sus competidores del sur.
La explicación detrás de esa brecha enorme es que, debido a una política de promoción de uso del biodiésel –elaborado con aceite de soja en su mayor parte–, ese producto tiene un valor diferencial en ese mercado. Si bien la administración Biden decidió desacelerar los incentivos presentes en el sector, los mismos siguen siendo significativos en comparación a la situación presente en Brasil y la Argentina.
El único mercado en el cual no existen mayores brechas de precios es el de la harina de soja, donde este año Argentina perdió relevancia debido al desastre productivo y tanto Brasil como EE.UU. ganaron terreno ante el espacio dejado por su competidor.
Mientras que un año atrás el valor FOB de la harina de soja estadounidense estaba muy por encima de los precios presentes en Sudamérica, las particularidades presentes durante este año –con un mercado mucho más “repartido” por la situación ocurrida en la Argentina– hizo que los valores de exportación del producto tendieran a igualarse.