En el último año el gobierno de Alberto Fernández perjudicó de manera notable la competitividad de los cultivos de trigo y maíz a través de la implementación de cupos de exportación y “retenciones encubiertas” (fideicomisos).
A pesar de tales políticas, que deprimen por demás el valor interno de los cereales respecto de los precios internacionales, los empresarios agrícolas argentinos volverán este año a sembrar una gran superficie de trigo y maíz para garantizar la sostenibilidad de los sistemas productivos.
En el ciclo 2021/22 se sembraron en la zona núcleo pampeana más de 3,6 M/ha de gramíneas (maíz + trigo) y 4,45 M/ha se soja para generar una relación de 1,23 hectáreas de soja por cada hectárea de gramíneas.
Sin intervención del mercado, este año esa relación seguramente habría seguido cayendo, pero, según cálculos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), crecerá para volver al nivel presente en 2020/21.
Si bien no se trata de una buena noticia, es importante reconocer que, a pesar del enorme esfuerzo gubernamental por bastardear el negocio de los cereales, los productores argentinos entienden que es esencial mantener una cierta proporción de área con gramíneas para garantizar la sostenibilidad agronómica y, por extensión, también económica en el marco de un enfoque de largo plazo.
“2022 hubiese sido el año del 1 a 1 de las gramíneas con la soja. La tendencia de los últimos siete años era clara y sostenida en la región núcleo. Y nadie dudaba hace un año que el tren de las gramíneas avanzaría más. El 2022 iba a ser el año de mayor rotación, el año en el que finalmente la soja quedara en total equilibrio: por cada hectárea de soja sembrada habría una de trigo o maíz”, indica el informe de la BCR.
Pero, debido al “planchazo” del precio de los cereales generado por la intervención, en la zona núcleo pampeana la soja avanzaría este año sobre unas 400.000 hectáreas (+9% respecto de 2021), el trigo retrocedería 250.000 hectáreas (-10%) y el maíz temprano entre 90.000 y 180.000 (-5% a -10%). Para el cálculo del índice se tomó, en el caso del maíz, una caída hipotética de 135.000 hectáreas.
La esperanza se renueva.
Siembra de #Trigo
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— CIMAGRO (@CIMagroarg) June 4, 2022
¿Por qué el aumento de gramíneas es tan importante para hacer a la producción más sustentable? Hace algunos años, cuando dominaba la soja en el paisaje de la región, la falta de rotación incentivaba la aparición de malezas resistentes, pérdida de fertilidad de los suelos y de biodiversidad. El quiebre de esta tendencia fue en la campaña 2016/17”, explico la BCR.
“A partir de allí, los incentivos comerciales acompañaron la adopción de lo que es la práctica más eficiente a mediano plazo para el control de malezas, plagas y cuidado del suelo: la rotación de cultivos. Además en los suelos, en años lluviosos, disminuye la escorrentía, la erosión de los suelos y aumenta la infiltración, evitando inundaciones. Y en años secos, como en el verano que pasó, termina dando sorpresas muy favorables en los rindes cosechados, como pasó con la soja, ya que el rastrojo de gramíneas suele ser un ‘escudo invisible’ ante sequías al limitar la evaporación y al estructurar mejor los suelos, lo que aumenta el agua útil disponible”, añadió.
La caída del área de cereales se explica fundamentalmente porque el bajón artificial de precios del maíz y el trigo, generada por la intervención oficial, dejó “descalzados” a ambos cultivos del enorme aumento de costos de producción registrado en el último año, en especial por el impacto del incremento de los fertilizantes.
Buena y mala noticia: Hay más soja de la que se pensaba, pero habrá mucho menos trigo