Cada vez es más evidente, según muestran los principales modelos climáticos, que hacia fines del presente año la actual fase ENSO “Neutra” mutaría hacia un “Niño”.
El último informe de actualización del Centro de Predicción Climática del Agencia Meteorológica de EE.UU. (NOAA por sus siglas en inglés) indica que el promedio de los principales modelos climáticos muestra una elevada probabilidad de transición hacia un “Niño” en el último trimestre de 2023.
Otra particularidad es que la proyección de algunos de los centros climáticos muestra un considerable incremento potencial de la temperatura en el Océano Pacífico ecuatorial en los próximos meses, lo que estaría indicando que podría tratarse de una fase intensa de “El Niño”.
Eso indicaría, en caso de consolidarse ese pronóstico, que Argentina, Uruguay y el sur de Brasil podrían esperar un escenario de lluvias abundantes para el período de siembras de la campaña gruesa 2023/24 luego de tres años de penurias.
La última vez que se registró una fase ENSO “Niño” de alta intensidad fue en la campaña 2015/16, en la cual el rendimiento promedio de soja la Argentina fue bueno, pero no excepcional, porque excesos hídricos provocaron inundaciones en muchas regiones agrícolas.
Vale recordar que el “Niño” 2015/16 correspondía a una segunda fase consecutiva del fenómeno, lo que había promovido ascensos importantes de la napa freática que generaron inundaciones graves en varias zonas productivas argentinas.
En la actual coyuntura, luego de tres fases “Niña” consecutivas, afortunadamente el nivel de las napas en la mayor parte de las zonas productivas argentinas descendió –a niveles dramáticos en algunos casos–, lo que “blindaría” al país, al menos durante un tiempo, de grandes inundaciones provocadas por temporales severos.
De todas maneras, más allá de las eventuales dificultades que puedan presentarse por excesos hídricos, los datos muestran que los mayores rendimientos logrados en soja se registran con fases “Niño” o bien con condiciones de humedad “heredadas” de dichas fases, como sucedió en el caso de la campaña 2016/17.
El fenómeno Niño-Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés), que comprende la variación de parámetros meteorológicos del Océano Pacífico ecuatorial, influye de manera determinante en los regímenes de precipitaciones de diferentes regiones del mundo.