Las necesidades del gobierno de obtener divisas para calmar la crisis cambiaria llevó a Sergio Massa a implementar dos veces, en septiembre y diciembre, un tipo de cambio subsidiado para los exportadores locales de soja, que mejoraba cerca de 30% los valores cobrados por la cadena a expensas de una cuantiosa deuda pública generada para subsidiar esas operaciones.
Así, en el primer tramos del dólar soja se anotaron 13 millones de toneladas, y el mes pasado se sumaron otras 6,5 millones. Es decir, se anticipó la venta de casi la mitad de la cosecha 2021/22, que debería alcanzar para que las fábricas de aceite y harina de soja tuvieran la materia prima disponible hasta abril o mayo, cuando se inicia el ingreso de la nueva cosecha.
La posibilidad de vender la soja a un tipo de cambio que fue primero de 200 pesos por dólar y luego de 230 pesos en diciembre, aceleró notablemente el ritmo de ventas respecto de lo que es normal, y ahora el sobrante de soja sin comercializar parece ser poco para alimentar las grandes fábricas de la industria aceitera local. Además se suma el agravante de que la sequía está malogrando una parte de la cosecha por venir. Quedó poca soja dando vuelta en el mercado.
Solo en este contexto se entienden las noticias que llegan desde Brasil a través de la agencia Reuters. En los cables se habla de “compras atípicas” o inusuales de soja brasileña por parte de empresas argentinas.
Sergio Mendes, director general de la Asociación Nacional de exportadores de Cereales (Anec), reveló en una entrevista que los suministros de soja brasileña serán necesarios en la Argentina después de que la oleada de ventas provocada por el dólar soja casi agotara las existencias locales.
Además, “la expectativa de que una sequía reduzca la producción de soja de Argentina en 2023, junto con una posible renovación del llamado programa Dólar Soja, podría significar que este año importará volúmenes “mucho mayores” desde el vecino país, evaluó Mendes. habitualmente siempre entra algo de soja brasileña bajo el programa de importación temporaria, pero no en tanta cantidad.
Fernando Muraro, un analista de AgRural citado por la Agencia Reuters, incluso estimó un escenario de ventas de soja brasileña a su socio del Mercosur por entre 200 mil y 300 mil toneladas, entre febrero y marzó. Es decir, antes del ingreso de la nueva cosecha de la Argentina. Esto sería el equivalente a entre 8 y 10 barcos cargados del poroto de soja.
La situación es que no es nada usual que Brasil le venda el poroto a la Argentina. Uno es el segundo productor mundial. La otra, el tercero.
Pero Muraro explicó que los márgenes de molienda en Argentina aumentaron en 10 dólares por tonelada a principios de enero, lo que hace que las importaciones de soja de Brasil sean una opción atractiva.
Mendes, desde la Asociación de Exportadores, confirmó la inusual situación de escasez de soja en la Argentina, pero no quiso dar detalles sobre quién está organizando las operaciones entre los dos países. Seguramente sean algunas de las 7 u 8 multinacionales que tienen operaciones en ambos lugares.
Como sea, la situación muestra el grado de improvisación de las políticas agroindustriales argentinas, y el desbarajuste que puede llegar a provocar el gobierno con programas como el del Dólar Soja, que costó una millonada de pesos para subsidiar la diferencia de tipo de cambio para que los productores y exportadores estuvieran tentados a realizar ventas anticipadas de soja esta campaña.
Una pregunta pertinente es saber si el gobierno argentino va a autorizar estas importaciones al tipo de cambio oficial de 180 pesos. Sería escandaloso si así lo hiciera, porque la soja brasileña que se estaría importando a esos valores (un tipo de cambio atrasado) estaría reemplazando la que se exportó a valores superiores (por efecto del subsidio estatal al tipo de cambio). Y las empresas que exportan o importan seguramente serán las mismas. Serían subsidiadas por una doble vía, ya que exportaron la soja a 200 o 230 pesos, para volver a importarla a 180 pesos.
Este portal es de los dueños de este negocio, están preparando el terreno para seguir haciendo lo que hicieron siempre, llevar las soja de contrabando a Paraguay y Brasil pasearla pos esos países y entrarla como importada haciendo doble negocio y aparte reciben los dólares en el exterior, no tienen que pagar comisiones para fugarlos.
Por otro lado se quejan que les cobren peajes a las barcos paraguayos (los argentinos no pagan) cuando para evitar pagar impuestos aquí les cambiaron bandera la bandera Argentina por la de Paraguay a esos mismos barcos.
Por otro lado se quejan por la retenciones, si no contrabadearian la mitad de los granos y otra mitad la no subfacturarian el pais no les cobraría ningun tipo de retencion, al contrario, hasta les daria créditos blandos para que siembren mas y aumenten el rinde
Contrabandear es porque las retenciones están alta ,en brazil o Paraguay se obtiene mayor poder adquisitivo ,esto de importar desde brazil me parece un lavado de activo desde el banco central estas operaciones tienen que ser sancionada por los EEUU .o fondos comerciales. La corrupción en nuestro país da para todo esto .
Waldemar yo soy productor y no puedo contrabandear mi soja llevandola a Paraguay en camion, estos son otras personas o grupos que se arriesgan a pasar la frontera, pagan 230 dolares la tonelada y si logran cruzar la venden a 530 , con esos dolares vuelven a la zona a comprar y reinician la aventura
Hablando de los más “vivos”, como estaba el dolar soja, no se consigue soja ciclo corto para sembrar, aunque sea atrasada también, por lo menos en la zona de Necochea.
Estos malabares con el dolar soja..turista .qatar etc.es x q NO HAY DLS…no estan.se fugaron.gcias al idolo de los ruralistas. o sea MACRI.hay q PAGARLE AL FMI…y siguen llorando..contrabandeando..
Me sacaste palabra por palabra de mi boca, o en este caso de mis dedos.
Muchachos, al FMI todavía no se le pagó ni 1 dolar, todo lo que salio volvió a entrar como crédito para pagar intereses, por eso los dólares que faltan, salen de la diferencia entre los que entran por exportaciones y los que salen por importaciones.