Tal como adelantó Bichos de Campo, si bien la campaña comercial de trigo argentino 2025/26 aún no comenzó oficialmente –dado que se inicia el próximo 1 de diciembre–, la demanda ya comenzó a crear un mercado de partidas de calidad ante la escasez de ese atributo.
La calidad general del trigo primicia proveniente del norte argentino –donde se lograron en algunas localidades rendimientos récord– es propia de un cereal forrajero, lo que inhabilita el uso del mismo para integrar embarques con destino a exportación.
La cuestión es que, con expectativas de rendimientos extraordinarios en la región pampeana, todo indica que la calidad será un recurso limitado en el ciclo 2025/26, razón por la cual comenzaron a pagarse bonificaciones por partidas con altos niveles de proteína y gluten.
La contrapartida de ese fenómeno es un cambio en las condiciones de recibo de trigo pan implementadas a partir de esta semana por muchas compañías exportadoras para poder liquidar diferencias en base a calidad.
Mientras que la operatoria habitual implica abonar el 97,5% del total de la partida de trigo para liquidar el 2,5% restante en 30-40 días en función del resultado del análisis de calidad, ahora el margen por abonar se ajustó al 90% para liquidar el 10% restante luego de la determinación del análisis de laboratorio.
La norma comercial argentina dispone que no se aplican descuentos sobre partidas de trigo con un 11,0% de proteína determinada con una base de humedad del 13,5%, mientras que por debajo de ese nivel se pueden aplicar descuentos progresivos de hasta un 4%.
Otro indicador de calidad que está en duda en la presente campaña es el peso hectolítrico, cuya base de recibo es de 73 kg/hl, fuera de lo cual la partida se considera fuera de estándar comercial.
Ante la posibilidad de recibir grandes volúmenes de partidas con bajos niveles de calidad, que puedan derivar en descuentos importantes por calidad, algunas compañías exportadoras entonces optaron por ampliar el margen del 2,5% al 10%, lo que muchos empresarios agrícolas juzgan como excesivo.
Por otra parte, algunos exportadores están manteniendo la liquidación del 97,5% de la operación, pero circunscribiendo las condiciones de recibo a una base de peso hectolítrico de hasta 76 kg/hl y de hasta 10,5% o 11,5% de proteína. En definitiva, le está dando la opción al productor de que entregue trigo segregado previamente analizado para garantizar una calidad mínima.
En ese sentido, una alternativa para que los productores puedan defender sus partidas de trigo es segregarlas para analizarlas y, en caso de detectar que alguna cuenta con parámetros diferenciales en función de las condiciones promedio presentes en la actual campaña, comercializarlas en el marco de negocios específicos con exportadores o molinos.
Lo que se avizora en la presente campaña ya ocurrió en otros ciclos, como el 2015/16, en el cual hubo que crear una nueva categoría comercial –trigo baja proteína– porque la mayor parte de los embarques del cereal se realizaron con destino forrajero.






