Esta nota es un gran cuadro elaborado por los especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Muestra no solo que los commodities agrícolas que produce la Argentina están terminando el 2020 con una suba generalizada y nada despreciable de sus cotizaciones, que favorecen no solo a los productores locales sino que cooperan con la recuperación de la economía local, tan necesitada del ingreso de divisas desde el exterior. También refleja la alta volatilidad a la que está sometido el mercado, tanto en el plano local como en el internacional.
Si nada cambia demasiado en lo que queda de 2020, lo primero que hay que hacer notar es que dos cultivos que no cotizan en el mercado de referencia de Chicago, el girasol y el sorgo, han picado en punta por sobre el lote de commodities más tradicioanles (soja, trigo y maíz).
El girasol, del cual la Argentina no tendría una gran producción por la pérdida de muchos lotes en el norte, ha subido nada menos que 77% desde los primeros días de enero. Gana por lejos a todas las demás opciones. Hoy cotiza, según los valores recogidos por la cámara arbitral, a 408 dólares por tonelada, cuando había caído en marzo pasado a un mínimo de 218 dólares. Es decir, se recuperó 86% desde ese bajón.
El segundo cultivo que descolló este año es el sorgo, que subió 62% desde enero y ahora cotiza cerca de 210 dólares. El 19 de marzo pasado había tocado un mínimo anual de 125 dólares.
El cuadro, que también compara la evolución de los precios de los granos con otras posibilidades de inversión, muestra con claridad que en la Argentina las cotizaciones de los cultivos crecieron más que en el Mercado de referencia de Chicago. Peor a la vez expone una alta volatilidad en los mercados agrícolas, donde por ejemplo la soja pasó de cotizar a 301 dólares el 16 de marzo a 441 dólares el pasado jueves. Es una suba de 139 dólares (el 46%) en solo nueve meses.
Este es el muy buen resumen elaborado pro la BCR:
“En 2020 se dio una enorme volatilidad en los mercados de commodities agrícolas. Las cotizaciones de estos productos venían ya muy debilitadas por la intensa guerra comercial entre Estados Unidos y China y, cuando a principio de año los precios agrícolas comenzaban a mejorar reflejando los avances comerciales positivos entre las dos potencias, la pandemia de Covid-19 se hizo presente y borró las mejoras logradas, sumiendo al trigo, maíz y la soja en niveles similares a los del 2019”, recordaron los analistas rosarinos.
En el caso del maíz, el contrato de mayor volumen operado en Chicago, cayó en abril a su mínimo valor desde 2009. Sin embargo, luego de alcanzar estos valores mínimos la tendencia en los precios se revirtió como resultado de las caídas productivas en grandes oferentes y principalmente la fuerte incertidumbre climática en Brasil y Argentina, el pico de demanda de alimentos que motivaron las cuarentenas en distintos países, junto con la vigorosa demanda China orientada a acumular stocks de commodities agrícolas.
Esto ha llevado a que los contratos agrícolas de Chicago no sólo superaran los precios registrados a inicio de año, sino que llegaran a máximos en múltiples años.
Actualmente, los precios de todos los granos (tanto a nivel local como en Chicago) se ubican menos de un 10% por debajo de sus máximos de 2020 y superan en 25% a sus mínimos anuales. Aún más, a nivel local los valores han aumentado en una mayor cuantía que sus pares de Estados Unidos.
Parte de estas ganancias también fueron consecuencia del debilitamiento del dólar frente a otras monedas. El Índice Dólar, que mide el valor de la moneda estadounidense con relación a una canasta de monedas extranjeras, alcanzó el máximo del año en marzo (fortalecimiento relativo del dólar) mientras que a la fecha se encuentra en un mínimo anual (debilitamiento relativo). Esto en parte incrementó el valor de los commodities puesto que es relativamente más barato importar en dólares.
De las variables seleccionadas por la BCR, sólo el dólar y el petróleo se encuentran por debajo de su valor inicial de 2020. En el caso del petróleo, éste sufrió una abrupta caída en su demanda a nivel internacional como consecuencia de la propagación del COVID-19 que trajo aparejada restricciones generalizadas al tránsito y al comercio a nivel global. Este suceso, sumado a implicancias propias de los futuros llamados “con delivery” cuando se encuentran próximos a expirar, generó que el precio del West Texas Intermediate (WTI) cayera hasta cotizar en terreno negativo por primera vez en la historia.
Por su parte, el oro presentó un rally alcista en los primeros meses del año debido a las tensiones políticas a nivel internacional y, al igual que en el caso de los futuros de bienes agrícolas, la debilidad relativa del dólar también presionó al alza al metal precioso. En el año, el oro alcanzó su máximo histórico el 06 de agosto debido, en buena medida, a su cualidad de reserva de valor. Actualmente el valor del oro se encuentra US$ 179 por debajo de dicho máximo, suponiendo un valor de US$ 1890 por onza.
En cuanto a los índices bursátiles de Estados Unidos, el S&P y el Dow Jones, ambos cayeron debido al impacto en la actividad económica del coronavirus y sus respectivos mínimos anuales coinciden en la fecha 23/03/2020. A partir de allí, el camino fue de ascenso y, tras las elecciones presidenciales en la principal potencia mundial, ambos índices se fortalecieron hasta alcanzar en el presente máximos históricos.
Por último, los índices bursátiles locales, MERVAL y ROFEX20, coinciden en fechas de mínimos y máximos con sus pares estadounidenses. Los mínimos se dieron el 18 de marzo, mientras que los máximos se encontraron el 27 de noviembre. En adición, guardan similitud con el oro, S&P y Dow Jones ya que los máximos de este año son a su vez los máximos valores históricos.
Cabe aclarar que los máximos de los índices locales corresponden a su denominación en pesos argentinos, siendo diferente la situación si se los valorara en dólares. Actualmente el MERVAL y el ROFEX20 se encuentran entre un 4% y un 5% por debajo de los mayores valores históricos en pesos, y entre un 140% y un 150% por encima de los mínimos valores de este año, lo cual da cuenta de la gran recuperación percibida (aunque debe volver a hacerse la salvedad de que se miden variaciones nominales, y que parte de dichos incrementos son consecuencia de la evolución positiva del tipo de cambio).