En el establecimiento El Charrúa, gestionado por la familia Puccini durante más de cinco décadas, el rodeo de vacas de cría siempre permaneció a pesar de todos los inconvenientes presentes en la región de los bajos submeridionales del norte de la provincia de Santa Fe.
No se trata de una zona fácil porque cada tanto una gran inundación “borra” todo lo que se haya hecho en los campos y, luego de que el agua se retira, es necesario empezar de nuevo.
Pero en el establecimiento de 2500 hectáreas localizado a unos kilómetros del pueblo de Fortín Charrúa, departamento de 9 de Julio, el sistema ganadero pudo aguantar los embates de las inundaciones gracias a una serie de canales y terraplenes diseñados por el encargado histórico del campo, Aroldo Ortiz, que permiten, además de un rápido escurrimiento de los excesos hídricos, contar con zonas elevadas de resguardo para la hacienda ante la ocurrencia de eventos severos.
El sistema, creado a partir de las observaciones en el terreno realizadas por Aroldo, está siendo estudiado por investigadores y técnicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en el marco de un acuerdo firmado por esa institución con el Ministerio de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat de la provincia de Santa Fe.
Dos años atrás los Puccini –que además son propietarios de la distribuidora de productos veterinarios TRT– contrataron a Matías Cavallotti, ambos integrantes del CREA Cuña Boscosa (región Norte de Santa Fe), para potenciar el sistema productivo de El Charrúa.
Uno de los primeros cambios implementados fue intensificar la recría para reducir de 24 a 15 meses el servicio de las vaquillonas con inseminación a tiempo fijo y repaso con toros Angus caracterizados por facilidad de parto.
El destete, si el año climático viene sin sobresaltos –como el actual– se hace de manera convencional, mientras que está la opción de hacerlo precoz o híper-precoz en situaciones de restricciones forrajeras. Las terneras ingresan por unos dos meses a un corral de inicio para luego ser derivadas a verdeos (avenas solas y consocionadas con melilotus) y pasturas de alfalfa.
“El macho sigue el mismo proceso, pero en septiembre pasa a campo natural con gramillares, espartillo y algo de melilotus, rotan en esos tres tipos de ambientes, hasta que en el próximo invierno los que alcanzan los 400 kilos de peso se destinan a feedlot de hotelería”, explica Matías en un artículo publicado en la última edición de la Revista CREA.
Los novillitos más rezagados se terminan en el propio establecimiento con una segunda vuelta por el campo natural, pero esta vez con suplementación de semilla de algodón –recurso abundante en la zona–, que aporta tanto proteína como energía para obtener ganancias de 300 a 500 gramos/día/cabeza. La suplementación se ofrece en comederos de autoconsumo.
Se incrementó la carga para ubicarla en 0,85 cabeza/ha, más del doble que el promedio regional, con la meta de autoabastecerse completamente de terneros propios, condición indispensable para mejorar el control de la gestión sanitaria del rodeo.
“Este es el primer año en el cual vamos a destetar la vaquillona de segundo servicio y esperamos un aumento en los indicadores reproductivos”, comenta Matías, quien es médico veterinario. En los últimos dos años el porcentaje de preñez del campo se ubicó en un promedio de 83,5%, pero el objetivo es estabilizarlo en al menos un 85%.
Para alcanzar tales avances fueron necesarios aportes de varios frentes. Uno consistió en la incorporación de un paquete tecnológico orientado a maximizar la productividad agrícola, actividad que está enfocada en atender las necesidades de la ganadería. Esa tarea está en manos de la agrónoma Pilar Imhoff, quien es la esposa de Matías.
“Comenzamos a implementar análisis de suelos para definir estrategias de fertilización tanto en los sorgos doble propósito como en los verdeos y pasturas, además de comenzar a incorporar barbechos químicos, siembra directa y establecer un red de proveedores de servicios agrícolas que puedan garantizar siembras óptimas y pulverizaciones en tiempo y forma”, señala Pilar. La zona cuenta con un elevado nivel sales en la napa freática, por lo que la siembra directa representa una tecnología casi obligatoria para evitar el ascenso salino en los suelos.
Otro gran desafío para intensificar el planteo estaba en la disponibilidad de agua, dado que el recurso presente en la napa suele tener un nivel de sales tóxico para animales y no es posible además extraer un caudal significativo del mismo.
Afortunadamente, lograron contactar a Mario Basán Nickisch, ingeniero en recursos hídricos del INTA Reconquista y coordinador del equipo técnico interdisciplinario de los Bajos Submeridionales en la provincia de Santa Fe, quien, luego de estudiar el caso, propuso crear un sistema de “cosecha” y gestión de agua que permitió potenciar la productividad de los 1200 vientres presentes en el establecimiento.
El proyecto contempló la construcción de represas para recolectar agua de lluvia, la cual, por medio de interconexiones con los caños que transportan el agua proveniente de la napa, se mezcla en proporciones adecuadas para los rodeos de cría y recría, de manera tal que el nivel de sales presente en el recurso no interfiera en la productividad programada.
Mario capacitó a Aroldo, quien, con la ayuda de un conductímetro, revisa regularmente el nivel de sales presente en el agua proveniente de la napa para calcular la proporción que puede mezclarse con el agua de lluvia y así lograr que la presencia de sodio en el recurso sea la adecuada.
Si bien los animales nacidos en zonas con altos niveles de sal en agua son más tolerantes que aquellos criados con agua dulce, no deben, sin embargo, recibir agua con más de 10 gramos de cloruro de sodio por litro en el caso de rodeos de cría y con hasta 7 gramos para recría.
“El sistema está diseñado para aguantar una sequía durante unos cinco a siete meses en función de la cantidad de hacienda presente actualmente en el campo; para períodos mayores, la empresa tiene la posibilidad de enviar los terneros a otros campos de la firma o venderlos, pero la meta desde siempre fue conservar en el establecimiento el rodeo de cría”, señala Matías.
Otro aspecto clave para consolidar el proceso de potenciación del campo es desarrollar un sólido equipo de trabajo, para lo cual se está realizando una readecuación de las viviendas de los cinco trabajadores que residen en el establecimiento y de una familia que ingresará próximamente, la cual cuenta con dos niños en edad escolar y a la que se le proveerá un automóvil para poder trasladarlos a la escuela rural que se encuentra a unos doce kilómetros del establecimiento.
La principal restricción es que, debido a la mala calidad del agua de la zona, ese recurso para uso hogareño depende del agua de lluvia recolectada, mientras que el agua para consumo debe ser provista en botellones. Otro aspecto por mejorar, en el que están trabajando, es mejorar la conectividad presente en el campo. El establecimiento, por otra parte, no cuenta con una conexión al servicio de electricidad, para lo que cuentan con dispositivos alimentados por paneles fotovoltaicos.
“Sabemos que la conformación de un equipo de trabajo profesional es un factor esencial para el éxito del proceso de intensificación, motivo por el cual estamos haciendo grandes esfuerzos para mejorar las condiciones de vida y de trabajo del personal”, afirma Matías.
Esa preocupación también se extiende a la simplificación y facilitación de las tareas realizadas en el establecimiento. Por ejemplo, al rodeo de vacas, que estará pariendo durante el mes de septiembre, se le realizó una ecografía para determinar con anticipación a las integrantes del rodeo “cabeza de parición”, de manera tal de concentrar las labores en el mismo, con el ahorro de tiempo que eso representa, además de brindar mayor margen de acción a los trabajadores en caso de que se presente algún problema. Todos los trabajos de sanidad y reproducción están a cargo del médico veterinario Sebastián Volkart.
La empresa además cuenta para el encargado del establecimiento con un sistema de bonificación asociado a indicadores productivos ganaderos, el cual no es cobrado por el empleado, sino derivado a un “fondo familiar” que está conformado por kilos de novillo Liniers, el cual debe ser destinado a los hijos cuando finalicen el colegio secundario para financiar estudios terciarios, universitarios o bien el desarrollo de un emprendimiento personal.
“Gracias a ese fondo, Aroldo contó con los recursos para financiar la educación de su hija, quien hoy es vicedirectora de un colegio en la ciudad santafesina de Lanteri”, remarca Matías, quien añade que se está evaluando extender el sistema de bonificaciones al resto de los empleados.
“La empresa tiene planes para crecer y desarrollarse en una región que, si bien presenta muchos desafíos, creemos que tienen mucho por aportar a la ganadería argentina y al desarrollo de la provincia”, concluye.
Matías Cavalloti, para homenajear a Rubén Puccini, presidente de la empresa agropecuaria familiar, y al encargado del establecimiento, Aroldo Ortiz, creó un sitio de Instagram (locosxlosbajos) en el cual pueden verse imágenes de ambos pioneros.