A partir del 1 de enero de 2025 no podrán ingresar al territorio de la Unión Europea (UE-27) productos agroindustriales provenientes de zonas que hayan sido deforestadas luego del 31 de diciembre de 2020.
Los bienes comprendidos en la medida son aceite de palma, carne vacuna, soja, café, cacao, madera, carbón vegetal y caucho, así como productos derivados de los mismos.
En ese marco, Ciara-CEC en conjunto con The Nature Conservancy, Peterson Consultancy y Tropical Forest Alliance está desarrollando una plataforma diseñada para garantizar exportaciones de productos del complejo sojero libres de deforestación.
La herramienta en cuestión, denominada Visión Sectorial del Gran Chaco Argentino (Visec), consiste en un sistema georreferenciado que permitirá realizar a nivel nacional una trazabilidad completa de las partidas de soja desde el campo de origen hasta el puerto de embarque.
“Esa información, cuando se implemente la exigencia en la Unión Europea, deberá ser facilitada al importador para que luego sea analizada por la autoridad competente del país europeo”, explicó Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, durante un evento realizado este jueves en la Expo Rural de Palermo.
“No sirve que algunas empresas hagan las cosas bien, porque si otras hacen las cosas mal, el país se va a perjudicar; entonces Visec se diseñó con el concepto de cadena de valor que abarca a todos los integrantes”, añadió. Por ese motivo, las principales entidades productivas –CRA, Coninagro, FAA, SRA y CREA– son parte de Visec.
El equipo técnico de la Bolsa de Comercio de Rosario se encuentra desarrollando una plataforma digital que concentrará los registros necesarios para monitorear el flujo logístico de la soja y productos derivados, de manera tal de verificar que la soja comercializada proviene de un establecimiento que no practicó deforestación desde el 31 de diciembre en adelante.
El sistema tendrá un doble “filtro”. El primero corresponde a la legislación argentina, específicamente la Ley de Bosques (Nº 26.331), dado que la georreferenciación del origen de la soja detectará si proviene de un establecimiento que no cumple con la misma. La segunda “capa” comprende la exigencia de la UE-27. El sistema, si bien está diseñado para el complejo sojero, se puede adaptar para otros productos en caso de resultar necesario.
¿Qué va a suceder cuando el sistema detecte a un infractor? “Va a quedar afuera del sistema; no va a poder vender soja a ningún exportador para ningún destino porque eso será una cláusula del contrato comercial”, advirtió Idígoras.
La cuestión es que esa nueva exigencia tendrá impacto en el mercado de arrendamientos, porque la producción proveniente de un campo alquilado será penalizada aunque el arrendatario no tenga relación alguna con la deforestación detectada por el sistema.
Existe una razón adicional –y clave– para implementar una plataforma de alcance nacional: el nuevo marco normativo de la UE-27 clasificará a los países, o incluso a regiones dentro de ellos, como de riesgo bajo, estándar o alto. Aquellas naciones que puedan demostrar que tienen un sistema de monitoreo y trazabilidad adecuado, estarán sujetas a un procedimiento simplificado de control, mientras que lo contrario ocurrirá con las que no puedan validar tal condición.
En los próximos meses algunas de las principales compañías agroindustriales argentinas realizarán embarques de harina de soja con destino a España para verificar con importadores de esa nación el funcionamiento del sistema. La meta es llegar al 2025 con la metodología en pleno funcionamiento.
Una pregunta importante es quién va a pagar el costo que genera la nueva exigencia de la UE-27. “En un evento que se hizo en febrero de este año en Madrid se le preguntó a un importador de soja qué iba a hacer con el costo adicional y contestó que lo iba a cargar al precio del producto; lo mismo dijo un elaborador de productos porcinos. Pero el presidente de una cámara de supermercados avisó que los consumidores no van a estar dispuestos a asumir ese costo. El debate está abierto, pero es inevitable reconocer que esto tendrá un costo adicional”, explicó Idígoras.
Un aspecto importante es el comunicacional, dado que la fecha de inicio de la normativa europea –2025– es muy cercana y la mayor parte de los empresarios agrícolas desconocen la nueva exigencia que viene en camino.
Excelente decision, veremos què hacen paìses como Brasil, que exportan cultivando en tierras desforestadas. Argentina tambièn tiene ese estigma pero en menor porcentaje. La soja se adapta hasta en tierras inundables parcielmente….. La voracidad tiene sus lìmites.
A partir dwl 2020 osea lo que se deforesto antes no cuenta, deveria ser al menos 15 años hacia atrS