La resolución 113/2022, publicada en el Boletín Oficial en pasado 12 de mayo, estableció la creación del programa “Cerrando Brechas Productivas”, por medio del cual el gobierno propone brindar asesoramiento, en cada campaña, sobre un área de 200.000 y 500.000 hectáreas de trigo con una expectativa de mejora de rendimiento de entre 0,20 a 0,50 tonelada/ha. “Esto representaría un incremento productivo de hasta 250.000 toneladas por año”, asegura la norma que gestó a la iniciativa.
Pero ahora el Ministerio de Agricultura de la Nación, al comunicar oficialmente el lanzamiento del plan, señaló que “el resultado esperado para este programa es que los productores asistidos incrementen sus rendimientos en al menos 300 kg/ha. En términos generales, estimando una superficie media de 250 hectáreas por productor, la producción incremental esperada por cada campaña será de 75.000 toneladas de trigo”.
Es decir: en cuestión de días, antes de que el programa diese apenas un solo paso, ya desaparecieron unas 175.000 toneladas de las que supuestamente iba a generar el nuevo plan oficial. Como mínimo, cabría iniciar una averiguación de paradero para saber si alguien las tiene retenidas contra su voluntad.
Con una producción estimada de 20,5 millones de toneladas para el ciclo 2022/23, según la última proyección realizada por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, un aumento de producción de 75.000 toneladas representaría un incremento del 0,3%.
En números, considerando el valor actual del trigo disponible Rosario, estaríamos hablando de una producción incremental con un valor del orden de 3375 millones de pesos, la mitad del cual –en el mejor de los casos– debería destinarse para abonar los servicios de asesores y coordinadores del programa, con sus respectivos viáticos (recordemos que estamos hablando de agrónomos que hacen cientos y a veces miles de kilómetros por semana)
Con una buena administración, quedarían “limpios” no más de 8,0 millones de dólares (calculados con el tipo de cambio MEP), lo que puede representar, por cierto, un aporte importante para los cientos de pequeños productores beneficiados, pero esa cifra no mueve para nada la dinámica macroeconómica argentina, que está por demás “famélica” de divisas.
Por supuesto, si empiezan a aparecer cientos y cientos de asesores interesados en participar del programa, tampoco puede descartarse que el eventual aumento de producción generado tenga se destinarse en su totalidad al pago de asesoramiento y viáticos, con lo cual, al final del día, se trataría más bien de un juego de “suma cero”.
El programa, cuya duración será de tres campañas, busca asistir a 1000 productores por año que siembran entre 100 y 500 hectáreas de trigo por campaña (ni 99 ni 501, solamente entre 100 y 500) y que en las últimas tres campañas no hayan superado el rendimiento promedio del departamento donde realizaron el cultivo.
Cada asesor que haya resultado seleccionado por el Ministerio de Agricultura, elaborará, junto a cada productor asesorado, un plan de trabajo –que incluirá dos visitas mensuales de seguimiento– orientado a potenciar rendimientos en el cultivo de trigo. Los productores interesados tiene tiempo hasta el próximo 15 de junio para inscribirse en el programa: puede hacerlo aquí.