El ahorro de divisas generado por el uso interno de bioetanol en Brasil desde la década del ’70 hasta la actualidad es del orden de 347.000 millones de dólares, una cifra casi similar a las reservas internacionales presentes en el Banco Central de Brasil (365.000 millones).
Así lo indicó Plinio Nastari, presidente de la consultora brasileña Datagro, durante una charla ofrecida este viernes en el Congreso Internacional del Maíz que se llevó a cabo en la ciudad de Córdoba.
“En países de las dimensiones de EE.UU., Brasil o la Argentina no es factible atender la infraestructura de la electrificación porque la cuestión no sólo tener los puntos de carga, sino lo que es necesario invertir para distribuir la energía erétrico a esos puntos”, comentó el consultor.
Nastari dijo que el mundo se quedaría sin cobre si tuviese que montar una infraestructura eléctrica con capacidad para abastecer a cantidades masivas de vehículos.
“¿Porque vamos a adoptar una tecnología como el auto eléctrico que emite más gases de efecto invernadero y que son más caros que los vehículos con motores a combustión que usan bioetanol?”, indicó.
“El bioetanol no requiere la formación de una nueva infraestructura y es escalable, además de tener beneficios ambientales y para salud por ser cero cancerígeno”, manifestó.
El presidente de Datagro dijo que es esencial que un combustible con baja intensidad como el bioetanol se comercialice con certificados que garanticen una baja huella de carbono para toda la cadena que emplee el biocombustible.
Al respecto, destacó el programa gubernamental Renovabio, que comenzó a regir en 2020 en Brasil por medio de la emisión de créditos de descarbonización (CBIO), los cuales representan una tonelada de carbono equivalente de emisiones evitadas con la sustitución de combustibles fósiles por renovables.
“El programa Renovabio está manejado unos 1000 millones de dólares por año de certificados que son comprados por las compañías refinadoras”, afirmó.
“Por el alto octanaje del bioetanol las petroleras pueden usar naftas más pobres y baratas”, señaló en referencia al uso del biocombustible como sustituto de los aditivos usados tradicionalmente como antidetonantes de las mismas, los que por lo general son más caros y cancerígenos.
Si bien la mayor parte del bioetanol en Brasil se elabora en base a caña de azúcar, la producción del biocombustible en base a maíz está registrando un crecimiento sostenido.
El consultor explicó que el maíz producido en Sorriso, Mato Grosso, si bien tiene un precio en puerto que no cubre los costos de producción, al ser transformado en origen en bioetanol, burlanda y aceite de maíz el grano adquiere valor económico. “Esto hace que la actividad impulse la producción de maíz”, remarcó.
Brasil, con un corte obligatorio del 27% de bioetanol con nafta más la habilitación del uso de bioetanol al 100% en los vehículos flex fuel, está sustituyendo más del 45% de la nafta por el biocombustible en el primer semestre de 2024.
Los vehículos flex fuel (que representan más del 80% del parque automotor de Brasil), al poder funcionar en un 100% con bioetanol, pueden aumentar el uso interno del biocombustible en caso de que el mismo sea económicamente más conveniente que el combustible de origen fósil.
“Argentina tiene todas las condiciones para tener un uso mínimo del 25% de bioetanol. Los vehículos flex fluel que usamos en Brasil son producidos aquí en Córdoba”, argumentó.
“El mercado potencial de bioetanol es muy grande, pero la demanda requerirá el producto certificado que pueda medir la intensidad de la huella de carbono”, concluyó.