Gustavo Idígoras, el titular de la entidad empresaria que representa a las grandes cerealeras/aceiteras que generan la mayor parte de las divisas en la economía argentina, contó que cuando se enteró que el Ministerio de Agricultura había cerrado el registro de DJVE con el objetivo cantado de subir las retenciones al aceite y el harina de soja, él mismo llamó a funcionarios de Economía para preguntar a qué se debía esta nueva intervención en el mercado.
– Es para pagar la nueva cuenta de gas- le contestaron en el entorno de Martín Guzmán, confirmando que la decisión de eliminar el diferencial de retenciones a favor de los subproductos industriales de la soja (para subir el tributo del 30-31% al 33% y así recaudar al menos unos 400 millones de dólares adicionales) estaba directamente vinculada a las necesidades de caja del gobierno y sobre todo a la suba de los precios de importación de la energía debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Ciara-CEC (Cámara de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales) reaccionó casi con violencia ante la novedad de que nuevamente recurrían al campo para pagar los gastos generados en otro sector. En una cadena de tuits, el representante del principal sector económico de la Argentina recordó que la decisión “es totalmente contraria al interés exportador de la Argentina. Además de ser ilegal, va a afectar el ingreso de divisas y el empleo en el cordón agroindustrial” del gran Rosario, donde están instaladas las grandes fábricas que muelen soja.
El Gobierno cerró el registro de exportación de #aceite y #harina de #soja porque la decisión del ministro Guzmán es subir en dos puntos las #retenciones al complejo agroindustrial. pic.twitter.com/4Imdf2PG0w
— Cámara de la Industria Aceitera Argentina (CIARA) (@CamaraAceites) March 13, 2022
Pero no fue lo único que dijeron los agroexportadores. Lo más importante es que la eventual suba de retenciones en el complejo sojero (la decisión debería aparecer publicada este lunes en el Boletín Oficial) “pone fin a los fideicomisos de maíz, trigo y aceite, puesto que cambia las condiciones de comercio exterior”.
¿Qué significa esto? Pues que las exportadoras tanto de granos como de subproductos a partir de ahora no participarán más del fideicomiso para subsidiar el aceite de girasol que acaba de renovar por un año más el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti. Por ese mecanismo, nacido en 2020, la exportación pone unos 190 millones de dólares anuales a un fondo fiduiciario, que luego sirve para subsidiar a los fabricantes de botellas de aceite que venden el producto a los precios convenidos en el programa de “Precios Cuidados”.
Y los mismo sucedería con el fideicomiso para subsidiar los precios del trigo destinado para elaborar paquetes de harina triple cero de 1,0 kilogramo y de fideos secos de 500 gramos que ingresan también en ese programa oficial de precios máximos. Este nuevo fideicomiso iba a ser mantenido con dinero que también aportarían los exportadores no solo de trigo, sino también de maíz. Se estima que en total se iban a recaudar con ese objetivo de 25 a 50 millones de dólares adicionales, aunque el gobierno está amagando ahora con subsidiar también el costo de la bolsa de harina que llega a las panaderías, lo que podría, en caso de concretarse, multiplicar varias veces esa cifra.
En todo caso, con esta declaración, las agroexportadoras avisaron que no serán partícipes voluntarios de estos fideicomisos y que en todo caso recurrirán a la justicia si se les impone compulsivamente el aporte, pues al parecer -según su versión- había un acuerdo por el cual ese compromiso correría siempre y cuando no se aplicaran mayores derechos de exportación.
Un gobierno de inutiles,carentes de ideas,capacidad e idoneidad gobernados por prejuicios e ideología….¿Qué puede salir BIEN de todo esto?