Estoy en uno de esos bodegones de pueblo donde, por las noches, se suelen congregar los productores y contratistas rurales de la zona para terminar la jornada de trabajo con algunas copas de vino tinto y algún trozo generoso de carne. Eventualmente, porqué no, también alguna milanesa.
En eso aparece en el pantalla del televisor la ministra de Economía y alguien pide que suban el volumen. No puedo tomarme ni media hora para cenar en paz que la realidad argentina me persigue adónde quiera que vaya.
“Vamos a anunciar medidas tendientes a promover un mejor flujo de ventas de soja por parte de la producción agropecuaria”, señala la ministra, quien, por el semblante que tiene, parece que viene de jugar diez partidos de fútbol seguidos.
Los chacareros paran las orejas como perro con gato en la línea de caza y comienzan los comentarios sobre ¿una baja de retenciones? ¿la implementación de un dólar agroexportador? Nada que ver.
“En primer lugar, queremos anunciar que aquellos que vendan al menos dos camiones de soja en las próximas dos semanas, recibirán dos bolsas con semillas de girasol, que, como ustedes saben, escasean luego de la invasión rusa a Ucrania”, afirma la ministra.
En el bodegón se escuchan algunas risas, pero no muchas, porque son varios los que están buscando semilla de girasol hace días y no consiguen todo lo que están buscando para sembrar.
“También, como oferta limitada, vamos a ofrecer una tarjeta que habilita cargar gasoil sin cupos en las estaciones oficiales de YPF”, dice la ministra y en el lugar se genera un revuelo importante: esa sí que no se la vieron venir.
Algunos chacareros están por demás eufóricos, pero yo no me entusiasmaría tanto, porque lo más probable es que la tarjeta diga “para usar en los rangos horarios de 02:00 a 06:00 horas de los días martes y jueves impares de cada mes” o alguna otra triquiñuela así.
Pero nada de eso parece importar a mis circunstanciales vecinos de bodegón, quienes se preguntan si podrían recibir más bolsas de girasol con más camiones de soja o alguna tarjeta adicional de gasoil libre de cupos para compartir con la patrona o con alguna amiga.
Por lo pronto, mi único deseo es poder terminar de cenar con la mayor paz mental posible, es decir, olvidándome, aunque sea por un rato, que no vivo en la Argentina, porque, después de todo, la realidad de los acontecimientos terminara inexorablemente alcanzándonos a todos.
Que nota mas b0lud4…. No dice absolutamente nada
Nada que diga gente del estado es escuchable