Ya hemos visto que en la comunidad Pilagá Campo de Cielo, ubicaba al borde del Bañado la Estrella, a unos 35 kilómetros de Las Lomitas, en el corazón de Formosa, las mujeres se han organizado para poder generar ingresos a partir de la venta de sus artesanías hechas con el carandillo, una palma habitual en el monte que las rodea. También ellas, como una segunda manera de apertura económica, son las que han comenzado a recibir a turistas.
No queremos caer en generalizaciones. Pero también suelen ser las mujeres de las familias que pueblan las costas de este enorme humedal las que suelen dedicarse al cuidado del ganado menor, sobre todos cabras, cerdos y gallinas, que les brindan alimento. Se trata de una estrategia de subsistencia. Cada una de las viviendas tiene sus propios animalitos.
¿Y los hombres qué hacen? Es esa la pregunta obligada.
Carlos Montoya es el encargado de otro proyecto para generar ingresos que tiene esta comunidad originaria. Luego de una extensa charla con él nos queda la sensación de que así como los chivos y gallinas forman parte de una economía familiar de subsistencia, y en consecuencia son casi ‘cosa de mujeres, los bovinos simbolizan una economía más empresarial, y tienen una proyección diferente. Y eso es ‘cosa de varones’.
Montoya es el encargado en la comunidad pilagá Campo del Cielo de manejar el pequeño rodeo de ganado bovino (que es de propiedad comunitaria y por tanto depende de las decisiones del cacique) y recuerda como un día de gran importancia aquella vez que se convirtieron en 2019 en el primer grupo originario que pudo enviar sus animales a los remates de la Sociedad Rural de las Lomitas. Fueron, según él, los primeros de la historia en hacerlo.
Mirá la entrevista:
Montoya nos cuenta dónde se desarrolla este proyecto de ganadería comunitaria: “Acá estamos sobre 20 hectáreas. Se sumaron al viejo Campo del Cielo, porque el viejo Campo del Cielo fue de algún modo el terreno que el Bañado La Estrella, aquí en Formosa, fue quitándoles (habla de sus antepasados). Aquella vez parece que el bañado le dio más volumen de agua y como que empezaba a correr a las familias. No sabían donde parar y como que pensaron ‘bueno, vamos a solicitar un terreno bordo para que nosotros podamos trasladar nuestra familia ahí'”.
Esa es una primera definición clave para entender el proyecto de esta comunidad integrada ahora por 600 personas divididas en 86 familias, que fueron corridas alguna vez por el Bañado La Estrella. Este humedal inunda unas 500 mil hectáreas de Formosa cuando bajan desde Bolivia las lluvias de primavera /verano, y luego comienza a secarse a partir de abril o mayo. En ese momento, los pobladores del bordo (la zona alta, a las orillas del bañado), pueden meter allí sus animales para que aprovechen las buenas pasturas que quedan en el lugar. Es lo que hicieron los Pilagá desde que tienen memoria.
“Hubo un año que se vino con todo el agua y ahí empezó a desparramar a la familia. No sabían que hacer, no sabían a dónde parar y bueno, pensaron y solicitaron acá dónde están viviendo ahora”, nos dice Carlos. El viejo Campo del Cielo estaba ubicado en la zona baja, pero las crecientes obligaron a varias retiradas hasta quedar consolidado en su ubicación actual. Pero la interacción con el humedal sigue dándose como en los primeros tiempos.
-Usted es el responsable de coordinar la ganadería aquí. ¿Cada familia tiene sus propios animales?
-Qué bueno sería que ellos, cada uno, tenga su propio bien en su propio animal vacuno. Pero hasta en este momento somos nosotros como comunidad, yo como encargado y tengo dos chicos que me cuidan los animales vacunos, para que crezcan. Le quiero contar también que anteriormente teníamos 16 vacuno, ahora tenemos 68 animales vacunos, así que estamos muy agradecidos.
-Han multiplicado por tres. ¿En cuánto tiempo?
-En el 2018 había 16 de vacuno. Ahora en 2022 hay 68.
-¿Son de la comunidad?
-Bueno estos animales tiene su boleta y marca y señal que es la marca de la asociación de la comunidad. La idea es que queremos ser ganaderos como cualquier persona. Yo soy un originario que quiero ser ganadero como cualquier estanciero, como cualquier persona. Yo soy una persona también y quiero ser ganadero.
Allí Carlos nos cuenta la gran hazaña de la comunidad Campo del Cielo. Fue el día que llevaron 12 búfalos a vender a la Rural de Las Lomitas, convirtiéndose en la primera comunidad originaria en poder cumplir con ese hito. “La gente que está alrededor nuestros estuvieron muy ansiosos al ver a nosotros de estar ahí, en ese lugar que que nadie estuvo. Porque éramos nosotros los únicos que teníamos los búfalos. Y con esa plata comprábamos más terneros para seguir creciendo”, indicó el responsable ganadero.
-Aquí esta zona es bastante ganadera. Yo he andado por la ruta y vi bastante bovinos. ¿Son de criollos, de estancieros?
–Acá alrededor nuestro están los estanciero que tienen miles de cabezas de animales y nosotros estamos bien en el medio. Los que están sobre ruta, todos son criollos y algunos son de Córdoba, santafesinos, de San Luis, y vienen de lejos. Los estancieros vinieron a comprar la tierra y bueno, pusieron acá.
-¿Y proyectan seguir creciendo? ¿Tienen más capacidad para crecer?
-Yo, hasta este momento, si estoy dentro de esta asociación, la idea es no vender los animales, no vender, porque yo quiero que haya más producción, que el día de mañana se multiplique mucho. Por eso es que yo pido alguna, alguna ayuda, de alguna institución, de alguna fundación para que me ayude a conseguir los materiales que yo necesito.
-¿Qué necesitarían?
-Yo necesito alambre y alguna herramienta para alambrar, porque con el alambre pienso yo que el animal va a vivir tranquilo. Y también necesitamos algún reservorio para el agua, porque sin agua tampoco no van a vivir, porque acá donde estamos viviendo es un bordo y por ahí no llueve. Ahora hace dos años que no llueve en Formosa y como que los animales sufren, no sabemos a dónde ponerlos y estamos preocupados.
-Ustedes un poco conviven con el bañado y cuando el bañado se retira y deja una linda pastura ahí aprovechan para llevar a los animales. ¿Es así?
–Eso es bueno. Cuando el bañado llega, bueno, es perjudicial porque ahí mueren los animales por la inundación que hay a veces. Pero a la vez también trae beneficio porque baja el agua, crece la pastura y ahí nosotros aprovechamos de llevar nuestros animales para estar ahí más tranquilos.
El proyecto ganadero de Campo del Cielo, queda claro, necesita de equipamiento para poder sostener a sus animales en la época más seca, cuando no se puede interactuar con este enorme humedal norteño que muy pocos argentinos conocen. Contar con corrales y una oferta forrajera en el bordo sería clave para darle sustentabilidad a este proyecto ganadero comunitario de los Pilagá.
-¿Y cómo sigue la cosa? ¿Han pensado en crecer con mayor cantidad de vacas? ¿Alguna vez se les ocurrió la posibilidad de tener un pequeño tambo?
-Yo una vez toqué el tema de ordeñar los animales. Hay un programa que a mí me gustó en ese momento que que es lindo ordeñar los animales. Sería lindo darle alguna capacitación a las mujere para que podamos ordeñar los animales y vender queso o queso rallado. Las vacas son lecheras. Algunas de las que compramos en ese momento son muy mansitas.