Hay algunos sitios web visitados por contratistas rurales argentinos que hacen que se despierten los más lujuriosos suspiros entre los empresarios encargados de brindar servicios de cosecha.
Cuando cae la noche y todos en la casa se van a dormir, llega el momento en el cual, subrepticiamente, los contratistas, ya sea en su celular o la compu, visitan estos sitios culposos mientras se babean al observar –vamos a decirlo finalmente– el precio de las cosechadoras usadas en EE.UU.
Una cosechadora John Deere S550 modelo 2012 usada se consigue en el Medio Oeste de EE.UU. a un valor de 120.000 dólares, mientras que en la Argentina el modelo más básico de esa categoría no baja de los 400.000 dólares, lo que hace que los usados también sean muy onerosos.
Argentina, además de aplicar elevados aranceles para la importación de cosechadoras, impide el ingreso de equipos usados, con lo cual el sueño de la cosechadora propia –especialmente en momentos sin acceso al crédito– es inalcanzable para muchos.
“Aquí las cosechadoras nuevas y usadas son muy caras; la importación de equipos usados permitiría solucionar el problema de la gente que no llega a tener los recursos necesarios para comprar una cosechadora”, indicó a Bichos de Campo Jorge Ernesto Scoppa, presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma).
“Cuando se observan los precios de las cosechadoras usadas en EE.UU. son muy tentadores, pero aquí siempre se frenó porque eso haría caer mucho el precio de las máquinas usadas”, añadió.
El último intento por desregular esa restricción lo implementó el gobierno de Mauricio Macri a fines de 2016, cuando, por medio de la resolución 1205, habilitó la importación de maquinaria usada con aranceles reducidos, pero la iniciativa no prosperó debido a las presiones de los sectores afectados por la medida.
También existen algunas iniciativas legislativas al respecto. El último proyecto en la materia fue presentado por el diputado nacional Héctor “Cacho” Bárbaro (Misiones; Frente de Todos), quien propuso crear un régimen de “importación casual de maquinaria e implementos agrícolas usados procedentes de países del Mercosur”. Sin embargo, como muchos otros proyectos destinados al agro, quedó en el olvido.