Primer acto: En junio pasado, el Senasa publica que el stock bovino de la Argentina (país ganadero si los hay) sería de 52,92 millones de cabezas, lo que implicaba una pérdida de casi 1 millón de animales respecto del año anterior. Pero de inmediato todos saben que se trataba de un error, pues la fotografía se sacaba todos los años a fines de marzo y esta última había sido sacada tres meses después, distorsionando toda la película. Bichos de Campo lo explicó en ese momento.
Por fin cambiamos: Ahora la estadística se altera para evitar algunas buenas noticias
Segundo acto: Disimuladamente hace unos días el Senasa publica
en su página web otro cálculo sobre el stock bovino, corregido y muy diferente del primero. Esta vez la cifra oficial fue de 54.816.050 de animales. El dato es tomado “al 31 de marzo de 2018”, con lo cual la fotografía parece haber sido tomada en el momento adecuado. Todos celebran porque la cifra corregida implicaba “una recomposición del 2,7% con respecto al mismo periodo del año pasado”. Parece tan Seguro el Senasa que en Bichos de Campo nos comemos el amague.
Tercer acto: Y anhelamos que sea el definitivo. Varias fuentes confirman que el segundo dato sobre el stock bovino también estuvo mal hecho y afirman que es inminente una nueva corrección. La nueva cifra sería ya no de 54,81 millones de cabezas sino de solamente 53,92 millones. Es decir, hay 1 millón menos de animales de los que se creía, aunque el rodeo se incrementó en 550 mil bovinos respecto de 2017.
Esta vez en Bichos de Campo publicamos el dato con las reservas del caso, aunque creemos que finalmente la tercera puede ser la vencida. A fines de marzo de 2018, cuando se toma la fotografía todos los años hace más de una década (el método para medir el stock comenzó a aplicarse así desde 2008), la Argentina tenía pues 53,9 millones de cabezas bovinas.
¿Y qué pasó esta vez? ¿Por qué se equivocaron la primera vez? ¿Y por qué volvieron a equivocarse en una segunda ocasión?
El primer error ya lo contamos: si se compara la situación ganadera de marzo de un años contra la de junio del año siguiente el cálculo de stock puede salir errado por varios millones de cabezas (como sucedió), porque son diferentes etapas del ciclo de cría y reproducción.
El segundo pifie tiene que ver con las ganas de enmendar rapídamente el primer error. Essta vez sí en el Senasa tomaron la fotografía de fines de marzo y la compararon con otra de igual momento del año. Pero no contemplaron un desfasaje normal que existe en las declaraciones de los productores sobre los movimientos de hacienda entre campos, que suman la friolera de 1,8 millones de cabezas mensuales. Es decir, si uno no conoce este pequeño detalle las cuentas también pueden salir mal por algunos millones de vaquitas.
Hay un condimento clave para entender esta sucesión de errores. En enero pasado cambiaron las autoridades del Senasa y la nueva conducción liderada por Ricardo “Ricky” Negri decidió prescindir de los servicios de algunos profesionales del Estado especializados en leer los datos surgidos de las campañas de vacunación antiaftosa y cruzarlos con los movimientos de hacienda, de modo de poder construir así una foto correcta del stock bovino. Ahora, por fortuna, se habría revisado esa situación.
¿Cómo se llama la obra?