Se generó una “tormenta perfecta” en el mercado global de fertilizantes que en la Argentina se encuentra potenciada por un factor local.
En China, un gran productor y exportador mundial de fertilizantes tanto nitrogenados como fosfatados, se está registrando una severa crisis energética que afecta a la mayor parte de la matriz industrial de la nación asiática y los fertilizantes no son la excepción. En ese marco, el gobierno de la nación asiática comenzó a restringir las ventas externas de ese agroinsumo. Por su parte, Rusia –otro gran exportador– anunció que seguirá el mismo camino.
Por otra parte, la crisis energética –generada en buena medida por las disrupciones promovidas por la pandemia de Covid-19– disparó hasta niveles increíblemente elevados los valores internacionales del gas natural, que es un insumo crítico para la elaboración de los fertilizantes nitrogenados.
Adicionalmente, en el pasado mes de octubre las autoridades del Banco Central (BCRA), por medio de la Comunicación “A” 7375, inhabilitaron la posibilidad de importar fertilizantes con la modalidad de pago contra documentos (CAD por sus siglas en inglés), que es la práctica usual en ese mercado, lo que genera dificultades para concretar operaciones. A comienzos de noviembre, por medio de la Comunicación “A” 7385, esa operatoria fue rehabilitada, pero con ciertos condicionantes.
En ese contexto, los precios de los fertilizantes se dispararon en el mercado argentino, al tiempo que las relaciones de precios con los granos se tornaron muy desfavorables para las empresas agropecuarias, que ahora requieren, por ejemplo, un 77% más de soja para adquirir urea granulada que en el promedio de situaciones del último lustro, mientras que en el caso del fosfato diamónico esa suba es del 28%.
Técnicos de las áreas de Agricultura y de Economía de CREA emplearon el programa de simulación Maicero –diseñado por Profertil y CREA– para evaluar la respuesta productiva y económica de la aplicación de fertilizante nitrogenado en el promedio de situaciones históricas de diferentes regiones agrícolas.
“Mientras que hasta mediados de este año resultaba, para el caso planteado en la simulación, económicamente viable en la zona Sur de Santa Fe asegurar una fertilización orientada a lograr 180 a 190 kg/ha de nitrógeno total disponible en el suelo –que es la práctica usual en la zona para maíz temprano–, en el nuevo escenario eso se reduce a un nivel de unos 130 kg/ha”, explicó Matías Campos, integrante del área de Agricultura de CREA, en un artículo publicado por CREA.
En otras regiones con suelos con mayor disponibilidad de nitrógeno, como puede ser el caso de Córdoba Norte, donde las respuestas a la fertilización nitrogenada suelen ser mucho más acotadas que en la región pampeana, el nuevo escenario de precios del insumo torna prácticamente inviable esa práctica en el promedio de situaciones climáticas, aunque vale tener en cuenta que el período estival estará influenciado por una fase ENSO Niña, que, en términos generales, suele generar restricciones hídricas en la mayor parte de las zonas productivas argentinas.
“Si bien se trata de modelizaciones de situaciones particulares que no se pueden extrapolar de forma general, las mismas muestran un cambio de tendencia. En el nuevo contexto es extremadamente importante evaluar las decisiones de fertilización considerando todos los probables escenarios climáticos y productivos”, apuntó Campos. “Hoy más que nunca es necesario planificar muy bien el nitrógeno por aplicar en cada situación particular”, añadió.