Enzo Camilletti, titular de la Asociación de Profesionales Universitarios del Ministerio de Agricultura (Apumag), con influencia gremial en esa cartera y sus organismos descentralizados, y Carina Maloberti, secretaria gremial de ATE en el Senasa, vinieron a Bichos de Campo a contarnos cómo se viven desde adentro del Estado estos tiempos de ajuste y amenaza de despidos.
Como era previsible, los gremialistas defendieron la tarea que debe desplegar el sector público en materia de control y fomento de las diversas actividades productivas, al tiempo que negaron que sean “todos” los productores los que reclamen a viva voz un ajuste. “No todos los productores hablan mal del Estado”, contó Camilletti, que viene de trabajar como veterinario hace 35 años en la oficina local del Senasa en Vicuña Mackenna, en el departamento cordobés de Río Cuarto. “En la zona de donde vengo hay muchos productores medianos y chicos que necesitan de la presencia del Senasa y la valoran”, explica.
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Maloberti agrega que en ese organismo sanitario los trabajadores están a la expectativa de una propuesta de nueva estructura, pero sospecha que los recientes gobiernos “están moldeando un Senasa hecho a la medida de los grandes exportadores”, donde la mayoría de las funciones de control serán delegadas directamente al sector privado.
Para la dirigente de ATE, “trabajar en el Estado es muy ingrato, porque no está reconocida nuestra tarea. A la producción cotidiana para el servicio que hay que brindar, algunos compañeros en las rutas o en los puentes fronterizos tienen que producirla ellos mismos, porque no están dadas las condiciones”, denuncia la gremialista de ATE, que añade que en promedio esos empleados de Senasa cobran unos 20.000 pesos mensuales y “quedan a merced de los que tienen que controlar”.
Tanto Apumag como ATE consideran que desde hace rato se están ajustando gastos en el Senasa, como alquileres de oficinas y pago de viáticos, pero creen que la tijera no siempre recorta donde debe recortar. “Se puede ajustar en un montón de actividades porque hay lugares donde se está gastando dinero innecesariamente”, dice Camilletti. Maloberti enumera: “gastos de representación, asesores políticos, consultores”. Y denuncia: “Muchas veces tenemos técnicos capacitados dentro del propio Senasa y contratan una consultora de afuera”.
¿Sobra personal? El titular de Apumag responde: “Senasa no está sobredimensionado. Tiene una planta de 6.600 agentes pero hay un faltante de 360 agentes. En muchas regionales faltan profesionales y personal administrativo”, explica. Sí reconoce que podría suceder que el personal está muy mal distribuido, con demasiada gente en Buenos Aires y poco personal en las provincias.
“A Agroindustria le sucede un poco lo que le pasa a todos los ministerios. No es que sobre o falte gente sino que no hay definiciones de política pública, qué es lo que se quiere hacer”, define Maloberti.