En este año que se va, la noche de hoy, mañana será noche vieja, y el año también. Ha sido tan castigador para las mayorías que entonces deseamos se vaya cuanto antes. Pero, si bien los pronósticos para este año nuevo no son halagadores, nada ni nadie nos va a quitar la esperanza de que este año nos pueda ir mejor a todos.
Les compartimos un poema reo, tanguero, del poeta Daniel Giribaldi, “del lunfardo metafísico”, que nació en el barrio de Pompeya, en 1930 y se nos fue muy joven, a los 54, en 1984. Fue agrónomo, bailarín de tango, poeta, periodista y hasta funcionario, con pistola al cinto, del Servicio Penitenciario Nacional.
Autor de “Villa de Dios no se entrega”, “Agua reunida”, “Sonetos mugres”, “Bien debute y a la gurda”, “La construcción del laberinto”, su versión lunfarda del clásico de Cervantes, “Milonga de Don Quijote”, es una de las más recordadas. Había empezado en el grupo Poesía Buenos Aires, donde tradujo a Rimbaud y Baudelaire. Fue devoto de Quevedo y Góngora, de Darío y Machado, de Carriego y Borges.
Daniel fue “un adorable juglar de la noche porteña”, en palabras de Luis Ricardo Furlan. Integró la Academia Porteña del Lunfardo. Escribió novelas como “El desarme” y dejó varias inéditas, como “Quilmes tomadas en los jardines de Flores”. En el diario Cónica, fue responsable del suplemento infantil Croniquita y amigo del gran poeta jujeño, Jorge Calvetti, que trabajaba en La Prensa. Éste dijo de él que fue un servidor de la Poesía, y que esta Diosa, alumbra con su resplandor la noche de los bodegones que tanto frecuentaba Daniel hasta “altas copas de la madrugada”.
Junto a Daniel Giribaldi les deseamos un año mejor, y esto dependerá en gran parte de nuestra voluntad. No aflojemos que hay mucho por hacer.
Augurio Reo
Usté que demostró ser de buen puño
poniendo el lomo o exponiendo el cuero
y que la sigue así de enero a enero
y garpa el lastre, la chapil y el caño.
Usté, que nunca a nadie le hizo daño
Y en esto de vivir es hombre entero,
tanga a mano un momento, compañero,
que un año nace y se nos muere un año.
Olvide al que se va, y en el que empieza
fije la mira y haga puntería:
el que juna pa’ atrás, siempre tropieza.
Y alce confiao su copa en este día.
¡Si bancó la otra mano la tristeza,
tallará en la que viene la alegría!
Y les dejamos de yapa la canción “Coplas de la libertad”, en base a coplas de Giribaldi, a las que el mendocino Jorge Marziali les puso música y las hizo populares. Integró su álbum “Como un gran viento que sopla”. Dijo a Télam: “Daniel fue mi amigo. Lo admiré desde el día en que lo conocí. Me regaló un libro que se llama Coplas y cantares. De allí salió Coplas de la libertad, una canción que fue un ícono del despertar democrático en el ‘83”.
Agradezco a mi amigo el ingeniero agrónomo, “Sejo” Sosa, por haberme recomendado recibir el año nuevo con este gran poeta de Pompeya. ¡Salud y Libertad!