La canilla puede estar abierta pero difícilmente se llene el vaso si lo ponen más arriba que el chorro. Algo así sucede con el expeller de soja, un producto cuyas exportaciones ahora tributan, como el resto del complejo sojero, el 28% o más en concepto de retenciones, lo que hace inviables los embarques y tiene como resultado una recaudación cercana a cero.
“Si bajasen las retenciones al 15% recaudarían mucho más”, aseguró Sergio Bernardi, presidente de la Cámara Industrial de Extrusado y Prensado de Santa Fe, en diálogo con Bichos de Campo.
La Cámara que representa Bernardi nucléa a unas 100 plantas extrusoras de granos de las cerca de 450 que hay en el país. Según indicó, se trata de Pymes que procesan entre 20 y 60 toneladas diarias de granos )de uno a tres camiones) para producir aceite y derivados. “Entre todas las plantas chicas del país hacemos una aceitera de las grandes”, comparó, para establecer una diferencia sustancial con las grandes plantas aceiteras ubicadas a la vera del Río Paraná. La mayor de esas fábricas puede llegar a procesar 20 mil toneladas de soja en un día.
Mirá la conversación de Sergio Bernardi con Bichos de Campo.
Uno de los derivados que producen estas Pymes de la soja es el expeller. De ese producto (que es diferente al harina de soja, pues se obtiene sin usar solventes) hasta 2008 se exportaba a Uruguay y a Chile cerca de 1 millón de toneladas anuales, pero desde entonces, por la cuestión arancelaria y el manoseo de las retenciones, ese negocio perdió atractivo y las empresas se volcaron a los mercados locales.
“Lo que hacemos es valor agregado en origen. (Nuestro sector) está íntimamente relacionado con la lechería y la producción porcina, y nos evita los costos de fletes. Pero si se permitiera la exportación habría muchas más plantas”, afirmó Bernardi. Luego explicó que el mercado para el expeller se encuentra en los países vecinos, ya que se trata de un producto perecedero que dura solo 90 días en buenas condiciones.