Los Morresi tienen una larga tradición ligada a la fruticultura en San Pedro. El padre, Jorge Abel Morresi, fundó Morresi Fruit, una planta de empaque en la cual hoy trabajan unos 230 empleados, sumando el trabajo a campo y la cosecha. Primo de Osvaldo “Pato” Morresi, reconocido corredor de automovilismo, estos Morresi se mantienen desde hace años dentro de una carrera no menos difícil: la de agregar valor a la fruta en forma permanente, teniendo activa su planta de la localidad de San Pedro los 365 días del año.
Antes de incursionar e instalarse definitivamente en la actividad frutícola, los Morresi también pasaron por el rubro carnicero. “Mi papá tradicionalmente era carnicero y a la vez repartía mercadería para otras 10 carnicerías. En tiempos de la dictadura, un día se dispuso una veda y sólo se podía vender carne de vaca por 15 días y otros 15 días no se podía. Eso obligó a que mi papá se quedara con una sola carnicería y entonces empezamos a probar con la fruta”, recordó Jorge Abel Morresi en diálogo con Bichos de Campo.
Para ese momento San Pedro ya estaba consolidado como polo citrícola, con cerca de 15 mil hectáreas de plantaciones, sobre todo de naranjas. “No teníamos idea del rubro, no teníamos campo siquiera, pero empezamos a traer fruta de Río Negro (peras y manzanas) en una camioneta Ford 600 y luego la vendíamos en el garaje de mi casa. Nos fue gustando la idea”, relató el patriarca familiar.
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Tiempo más tarde pudieron adquirir una quinta de naranjas para ir metiéndose en el mundo citrícola. Para aquel momento, Jorge Abel ya tenía más de 18 años e vendía también en el antiguo Spinetto, uno de los mercados mayoristas de frescos más importante de Buenos Aires luego del Abasto, ambos hoy reconvertidos a shoppings. “Vendí fruta en ese mercado por 12 años y ahí aprendí mucho”, contó.
“Antes de pasar a las plantas cítricas yo era duraznero y me costaba pasar el invierno. Es decir, el durazno es un producto espectacular en el que se trabajaba bien durante tres meses; te podés volver millonario sin darte cuenta o fundirte sin darte cuenta tampoco. Al mismo tiempo, me costaba vender la naranja en el mercado durante los meses de frío”, rememoró. De a poco se fue especializando en los cítricos hasta que aprendió a conseguir calidad e incluso se animó a exportarlos. Tenía buenos argumentos: Morresi sostiene que siempre la mejor “Naranja Ombligo” está en San Pedro.
“Mi primera exportación fue para Holanda. Hasta al intendente me acuerdo que llamé para contarle que había logrado cargar un camión de naranjas de San Pedro para exportar”, rememoró Jorge Abel con orgullo.
Hoy la planta de empaque de Morresi Fruit se abastece 70% de producción propia y otro 30% de producción comprada a productores independientes. La empresa está inscrito como exportador e importador y hasta ofrece el servicio de exportación a otros productores.
No solo ingresa fruta de la zona, donde ha caído mucho la superficie implantada con cítricos. Los Morresi producen fruta propia en San Pedro y también en Entre Ríos.
Hay un hecho bisagra en la historia de progreso de Morresi Fruit y es, según Jorge Abel, que la empresa “explotó” cuando comenzaron a trabajar con él sus hijos, Federico y Matías. “Llegaron con buena mentalidad y la cambiaron toda. Algunos padres pensamos que los hijos no van a poder, pero eso es mentira. Vienen con unas ideas que aunque a uno les cueste aceptarlas, es la realidad”, reconoció.
La siguiente parte de la historia nos la contó Matías Morresi, contador de profesión, quien confesó que su padre exageró un poco cuando le tira flores a él y a su hermano por lo que hicieron en la planta. “Él es el que lleva la historia de este lugar. Pero sí creo que cuando nos sumamos con mi hermano le dimos la fuerza para seguir ¿Qué más quiere un padre que sus hijos continúen en el rubro”, dijo a Bichos de Campo.
“Junté experiencia en otras empresas de Buenos Aires cuando me recibí y para cuando volví acá intenté volcar todo ese conocimiento. Un punto que le faltaba a mi papá era la parte tecnológica, entre otros cambios que fueron necesarios para que el negocio no se cayera”, reflejó.
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En San Pedro comenzó a reducirse la superficie de cítricos (ahora habría solo unas 2.500 hectáreas) y bajó notablemente la cantidad de fruta exportada por problemas de competitividad frente a otros jugadores, como Perú o Sudáfrica,. “Simplemente nuestros competidores pasaron a estar más baratos que nosotros y las políticas de Argentina no nos ayudaron”, simplificó Matías Morresi.
Hay que entender que la fruta que se produce en San Pedro se puede vender en contra estación a mercados como el europeo o el ruso. “Acá se trabaja así, cuando produce el hemisferio sur competimos con ellos, con países como Brasil, Chile, Uruguay y Sudáfrica, exportando al hemisferio norte. Y cuando producen los del hemisferio norte nosotros tenemos fruta sólo para mercado local o de estación”, describió Matías.
El joven Morresi comentó que “el riesgo de esta actividad es que maneja mucha mano de obra, con lo cual muchos productores optaron por poner soja con menos personal y no someterse al riesgo de tener más gente y estructura empleada para quizás no conseguir un rendimiento favorable”.
Pero lejos de acovacharse, los hermanos Morresi le pusieron más ingenio, para precisamente tener el empaque abierto funcionando a pleno todo el año sin descuidar producción ni mano de obra, fomentando el tan hablado “valor agregado” al que se refieren día y noche los políticos.
“Empezamos a traer fruta de Entre Ríos al ver que podíamos estirar la temporada haciendo mandarinas o naranjas de jugo, ya que acá en San Pedro tenemos la mejor naranja de ombligo del país pero Entre Ríos es el mejor productor de mandarinas y naranjas de jugo. Entonces metimos más variedad de productos, tanto para exportación como para mercado interno y eso nos permitió una continuidad e incrementar la temporada”, agregó el joven.
Esa continuidad les permite tener al empaque de fruta funcionando de modo permanente y amortizar costos fijos y de personal. Ahora los Morresi decidieron construir cámaras de frío para tener fruta disponible casi siempre.
Una ventaja con la que cuentan Morresi Fruit y otros dos o tres empaques instalados en la localidad bonaerense es que están cerca de Buenos Aires y de Rosario, además de los puertos.
“El beneficio que tenemos trayendo fruta de Entre Ríos y empacándola acá en San Pedro es que si hay problemas climáticos en otra zona estamos más cerca y con un flete más corto la logística se hace mucho más fácil. A su vez tenemos la posibilidad de hacer Aduana acá. Traemos los contenedores de Buenos Aires, consolidamos acá y ya los devolvemos cerrados al puerto, con lo cual el cliente lo abre directo en el destino”, sintetizó Matías.
No obstante, el empresario encendió una luz de alerta. “Siento que es necesario capacitar más gente porque la actividad cultural (en las fincas citrícolas y en la planta) se está perdiendo, ya sean ingenieros o gente para la cosecha y el empaque. Creo que precisamos inversión en capacitación. De lo contrario será cada vez más difícil conseguir gente para estas actividades. Por eso queremos darles la estabilidad de poder trabajar todo el año”, concluyó.