El presidente Mauricio Macri recorre el país en busca de buenas noticias, de novedades que muestren que la actividad productiva está firme más allá de las dificultades obvias por las que atraviesa la economía. Así recaló en Tucumán, donde está enclavada la mitad Oeste del arándano. Macri presenció la misma cosecha febril que pudo ver unos días antes Bichos de Campo.
Quien recibió al presidente de la Nación fue Francisco Estrada, el titular de la Asociación de Productores de Arándanos de Tucumán y una de las caras visibles de lo que damos en llamar “la mitad Oeste” del arándano. Volvemos a explicarlo: se estima que hay unas 2.500 hectáreas implantadas con ese arbusto, y la inmensa mayoría se ubica en dos zonas claramente diferenciadas: en Tucumán hay cerca de un millar y otro tanto en Concordia, en el norte de Entre Ríos.
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Estrada fue uno de los pioneros del arándano en Tucumán. Llegó en 2005 desde su Lincoln natal y colaboró decididamente con la irrupción de estos blueberries en la región. “Tucumán está en el norte, en una latitud que nos permite entrar al mercado antes que otras zonas del país. Apuntamos entonces a tener mejores precios de venta”.
“El arándano es un producto que tiene mucha sensibilidad a la oferta. Cuando hay mucha, los precios caen. Por eso empezar primero tiene un beneficio importante”, explicó Estrada. Luego precisó que la cosecha en Tucumán se inicia usualmente en agosto y se termina entre mediados y fines de noviembre.
Mirá la entrevista completa con Francisco Estrada:
El presidente de APRATUC destacó que el arándano, además de ser un buen negocio para los 40 productores que se dedican al cultivo en el lado Oeste, tiene una importancia social para la provincia porque genera una demanda intensiva de mano de obra justo luego cuando concluye la cosecha del limón, que también se hace de forma manual. “Entre 10 y 15 mil personas en las semanas pico de cosecha están trabajando acá, más la que lo hace en los empaques”, definió.
“Toda esa gente que antes se tenía que ir a trabajar en el sur del país, con la cosecha de manzana, pera o uva, en nuestro sector puede seguir trabajando a medida que se va liberando de la cosecha de limón. Así que casi sin querer se generó una demanda laboral asociada muy importante”, enfatizó Estrada.
El trabajo de los productores tucumanos está muy enfocado con el mercado de exportación: los frutos se cosechan, se empacan, se trasladan al aeropuerto de Tucumán y desde allí suelen salir por vía aérea hacia sus mercados finales, Estados Unidos y los países europeos. De todos modos, el directivo aclara que también está creciendo fuerte el consumo de este berri en le mercado doméstico, donde incluso ya se han hecho campañas especiales de promoción con apoyo del gobierno. “Hoy en día no es un producto desconocido, se está incorporando a la dieta de los argentinos”.
¿Y cuáles son las limitantes para que la actividad productiva siga creciendo? Estrada lo tiene bien claro. Apuntó que -como siempre- “el tema es la competitividad argentina”. Y agregó: “Tenemos que trabajar en eso a nivel país para que otros orígenes de producción, como Perú, no nos dejen fuera del mercado”.
El componente mano de obra es el 60/70% del costo de producir y por eso es la mayor obsesión de los empresarios. Pero también hay quejas por el valor de la energía (indispensable para el riego) y los precios dolarizados de los agroquímicos y fertilizantes.
En la visita de Macri, seguramente Estrada dijo lo mismo que a Bichos de Campo cuando le preguntamos por el impacto de la reciente devaluación sobre el negocio. “Es evidente que ayuda, aunque venimos de un atraso de diez años o más de perdida de competitividad del tipo de cambio. Todavía estamos lejos del principio (en referencia al 2005/06, cuando comenzaron con las inversiones), pero mejor que el año pasado. Nosotros celebramos este reacomodamiento porque nos permite competir con un poquito más de posibilidad con el resto del mundo”, afirmó el productor.