En plena siembra de granos gruesos los empresarios agrícolas argentinos enfrentan un doble desafío. Por un lado, escasea la oferta de fertilizantes y son pocos los operadores interesados en cerrar ventas. Por otra parte, el desvío de precios respecto de la paridad de importación alcanzó niveles récord.
La consultora IF Ingeniería en Fertilizantes publicó un análisis explicativo de las brechas de precios que existen en la Argentina entre los precios CFR y el FCA, es decir, entre los valores de importación y los mayoristas.
Históricamente, Argentina lograba comprar en el mercado internacional (CFR) con un diferencial de precios promedio de 10 u$s/tonelada en comparación con Brasil. Es decir, en condiciones normales la Argentina podría estar comprando urea a un precio aproximado de 320 u$s/tonelada si se asume un promedio CFR actual de 310 u$s/tonelada en Brasil.
A su vez, tradicionalmente los costos de desembarque, almacenaje y nacionalización de la urea granulada se ubicaron en torno los 150 u$s/tonelada.
“Posicionándonos en esa suposición, un distribuidor podría estar comprando urea a precios mayoristas que rondan los 460 u$s/tonelada FCA”, señala el informe del IF Consultoría en Fertilizantes.
“Hoy en día un distribuidor, si tiene suerte y algún importador le vende urea, puede llegar a comprar a 850 u$s/tonelada FCA sobre camión en cualquier puerto argentino”, añade.
Eso representa un sobrecosto del orden de 390 u$s/tonelada que se explica por las restricciones implementadas por la gestión del ministro Sergio Massa con el propósito de evitar la salida de divisas del sistema financiero.
“Todas las políticas de restricción, en algunos casos retroactivas, han generado que cada actor de la cadena de la industria (nacional o internacional) revise su estructura de costos y trabaje con márgenes de seguridad para evitar riesgos de pérdida al intentar hacer un negocio”, resalta el informe.
“Aun así, con esos 390 u$s/tonelada adicionales, es posible que algún importador, en algún barco, haya perdido dinero porque el costo fue mayor al margen previsto al generar el costo”, agrega.
Para tener una idea de la locura que se está atravesando en la Argentina, el informe comenta que un importador llegó a tener un barco en espera durante un mes por diferentes trabas oficiales. La cuestión es que la penalización por día de espera adicional de un buque en puerto ronda los 20.000 dólares diarios. Una pérdida tan descomunal como estúpida.
“Hasta hace unos días, había más de diez barcos a la espera de ser descargados en el puerto de San Nicolás. Demás está decir lo difícil y complejo que resulta intentar girar divisas al exterior y mucho mas completo si se trata de servicios”, remarca el informe.
En definitiva, los valores del fertilizante, que en otras naciones se rigen por paridades de importación, en la Argentina se construyen además para cubrir el enorme riesgo presente en la discrecionalidad de los burócratas del Estado; una suerte de “urea champán” en un país devastado por una crisis cambiaria. Locura total.