“Que el campo crezca es uno de nuestros objetivos. Nos hemos ocupado de mejorar las condiciones para que los productores del campo tengan un más fácil acceso al crédito. Hemos cuidado que el precio de los combustibles no los afecte tampoco. Una divisa estabilizada ayuda mucho a la hora de comprar insumos”, dijo el presidente Alberto Fernández en su discurso ante el Congreso de este domingo, en uno de los pocos párrafos dedicados al sector agropecuario.
Luego de describir las supuestas bondades de su gobierno de cara a los productores, anunció que su gobierno insistirá en subir las retenciones a la soja otros tres puntos, del 30 al 33%. Indicó textual: “Partiendo de allí, y queriendo preservar el mejor desarrollo del campo, hemos hecho una propuesta generosa en materia de derechos a las exportaciones en la que solo se incrementa uno de un total de 25 cultivos que hoy están afectados por esos derechos”.
El cultivo sobre el cual aumentaría la presión fiscal, quedó claro, es la soja. ¿Pero tiene la soja capacidad de absorber un nuevo incremento? Hay varias maneras de aproximarse a una respuesta. Una es a través de las planillas de márgenes agrícolas. Pero la otra es analizar la capacidad de compra real del poroto. Es decir, cuántos insumos se pueden comprar con una tonelada de soja.
Andrés Halle, de la consultora Econoagro, se tomó el trabajo de elaborar una serie de planillas que justamente escarban sobre el podor de compra de la soja frente a varios insumos necesarios para el productor. Los resultados alcanzan para poner en duda que el gobierno de Alberto haya mejorado la situación de los productores (con créditos, estabilizando la divisa o frenando los precios del gasoil) tanto como para reclamar de la soja un esfuerzo fiscal mayor.
En principio, estos cuadros siempre muestran que la capacidad de compra de 1 tonelada de soja viene en caída libre en los últimos tres años, salvo para un rubro: la mano de obra. Es decir, se pueden pagar más salarios de un peón rural con el grano producido, de acuerdo con el salario fijado para 2019 por la Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA). Queda claro que esto fue producto de la fuerte devaluación del peso registrada desde mediados de 2018, y que multiplicó al menos por tres la cotización del dólar. El salario de los trabajadores del agro es uno de los pocos costos “pesificados” que tiene el productor agropecuario.
Pero hecha esta salvedad las cosas cambian radicalmente, en especial para dos rubros de insumos (agroquímicos y fertilizantes) que fijan sus precios en dólares.
En el caso del fosfato diamónico la capacidad de compra de la soja en 2019 se ubica por debajo del promedio histórico de los últimos diez años. En el caso del insecticida Cipermetrina sucede lo mismo, con el agravante de que la capacidad de compra de la soja ha caído a un mínimo en toda la década.
En la mayoría de los casos, el poder de compra de la soja se ubica en niveles semejantes a los de 2015, el último año de gestión de Cristina Kirchner. Pero hay que hacer una aclaración elemental: Por ese entonces había un atraso cambiario más que evidente (incluso había un dólar oficial que era 60% del dólar paralelo) que pulverizaba la capacidad de compra de todos los productos del agro. La soja entonces no valía casi nada.
¿Y qué sucede con el famoso herbicida glifosato, el agroquímico más utilizado por los productores sojeros? Sucede que en 2019 el poder de compra de la soja cayó bastante, porque un año antes se podían adquirir más de 100 litros del producto, pero ahora apenas se comprarían poco más de 70 litros. La caída, como se ve, es de cerca del 30%.
Otros dos gráficos elaborados por Econoagro comparan el precio de la soja con las UTAs (unidad de trabajo agrícola), que es una fórmula habitual para estimar el peso de los costos de laboreo de un cultivo, en base a las tarifas acordadas con los contratistas. Y finalmente con el gasoil, insumo que Alberto dice haber congelado para no afectar al sector.
En ambos casos se repite el mismo escenario: la capacidad de compra de una tonelada de soja es bastante menor a la del 2018 y se ubica también por debajo del promedio de las diez últimas campañas. Pero en el caso del combustible más utilizado en el campo, vale reconocerlo, la caída del poder adquisitivo de la soja no ha sido tan dramática como en otros rubros.
Por lo menos una buena para el productor. Y uno de los pocos aciertos del discurso de Alberto.
Ya,creo que se pidió hasta el cansancio,la solidaridad de la clase política; diputados (nacionales y provinciales),senadores(provinciales y nacionales).Al presidente y vice, junto con lodos los ministros,gobernadores con sus respectivos ministros.A la clase gremial,que de simples operarios de fabrica pasan a ser señores de clase alta,con sueldo treinta veces más,de lo que cobran sus compañeros a los cuales se les saca el tres por ciento,sin consulta,más el tres por ciento por obra social.
Al que trabaja se le pide esfuerzo y¿Ustedes?¿Cuando van a empezar a ser solidarios?
NO TENEMOS QUE SEMBRAR, SEAMOS INTELIGENTES ,NO SEMBREMOS , NO ALIMENTEMOS A LIS POLITICOS CORRUPTOS
Hay que parar el país agropecuario hasta que estos delincuentes políticos entiendan el verdadero poder del campo,y nunca más pidan exfuerzo al campo,nos están fundiendo a los pequeños productores
Jaja, si claro vas a dejar de producir, es lo que hacemos y seguiremos haciendo yyyyyyy ellos lo tienen claro, mi viejo murió arriba de un caballo detrás de las vacas, nos falta más participación en los gobiernos, y eso lleva mucho tiempo pero bue x ahí nuestros nietos pueden!!!