En el sector lechero se vienen ajustando las tuercas más controversiales desde que la nueva gestión trabaja en la que será la Secretaría de Bioeconomía, cuando se termine de formalizar la estructura.
Los cambios comenzaron cuando se ratificó la baja de las retenciones que había comenzado en octubre, pero a la que también se añadía la eliminación de los reintegros a la exportación, para poder equiparar las cuentas, tema que ahora empieza a intentar ser recuperado, pero que deberá tener un recálculo para poder ser implementado con mayor efectividad.
El verano en los tambos llegó con menor producción de leche, con temperaturas que acompañaron hasta fines de enero, pero la ola de calor que se cortó ahora con las lluvias volvió a exponer debilidades que siempre arrancan por la temática del precio.
En el repaso anterior de las liquidaciones que entrega el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina, que surgiera en 2016 a partir de la Resolución 229, se logró incorporar además del precio por litro, su relación de valor por kilo de sólidos útiles.
De esta manera se corrobora que toda la leche vendida en blanco y reportada por las industrias lácteas ofrecen un promedio que se puede entender de una manera más abarcativa.
Claro que los que están en contra de este sistema y le debaten cada una de sus instancias no se manifestaron conformes, como tampoco lo hacen con la última modificación que se informó esta semana.
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La Dirección Nacional de Producción Lechera comunicó una nueva instancia de publicación de precio pagado al productor que tal como indican “tendrá lugar entre los días 5 y 7 de cada mes y llegará por correo electrónico a los suscriptores del tablero de comando sectorial”, además de ser publicado en el sitio web oficial.
Lo que se hará es informar el diferencial de precio correspondiente al último periodo cerrado, que en este caso es diciembre de 2023, efectuado a través de la emisión de notas de débito y crédito, además del precio provisorio promedio nacional pagado al productor, que surge de la totalidad de industrias que liquidaron en esa etapa, consignando el total de liquidaciones, para abundar en la composición de ese precio promedio.
La intención es poder ajustar en tiempos de elevada inflación los precios de la materia prima ya liquidados. Después de las empresas informar sus precios, de cerrar el mes de entrega de materia prima, teniendo en cuenta las bonificaciones comerciales y sanitarias que cada firma hace, este ajuste en el valor brinda una suerte de ajuste en las liquidaciones que beneficia a los productores.
Las industrias deberán readaptar sus sistemas de pago, sus consideraciones a la hora de la conformación del precio, pero sobre todo abrirse aún más a la negociación de valores por calidad y sanidad, con lo cual las exigencias, el detalle y la cantidad de información no hacen más que elevar los estándares para toda la cadena.
Esta es una respuesta ejecutiva ante la distorsión a causa de la inflación, que en muchas industrias se compensó el diferencial a partir de notas de crédito, por lo tanto, esta herramienta que podría extenderse hasta que se vaya normalizando el ritmo de incremento de costos generales sirve a la hora de negociar y tener una referencia real de los valores pagados el mes anterior en el promedio de la cadena.
Así el piso de negociación se eleva, se da más transparencia a la cadena y se fortalece al Siglea como fuente estratégica del sector, que en definitiva le sirven a la industria como parámetro y al productor como eje para referenciar su precio.
Entonces en enero de 2024, el precio a considerar como provisorio es de 242,95 pesos por litro; y de 3.519,06 pesos por kilo, de acuerdo a la liquidación informada por AFIP de 121 Empresas con 3.776 comprobantes, generando un diferencial de precio a diciembre de 2,92 pesos por litro y 41,86 pesos por kilo de sólidos.