La biotecnóloga Antonela Cereijo tiene más que claro la importancia de apostar al desarrollo de la ciencia local. Siendo investigadora del INTA Reconquista, en la provincia de Santa Fe, y habiendo integrado también el equipo de trabajo de la doctora Raquel Chan –quien investigó uno de los primeros eventos transgénicos locales, como el trigo HB4 resistente a la sequía-, la joven profesional sabe que sin tecnología e innovación local es difícil no depender de la de otros.
“El biotecnólogo está preparado para hacer todo tipo de manipulaciones biológicas de diferentes tipos. Siempre es con un fin productivo, con algo que mejore la capacidad de otra cosa. Podemos trabajar sobre diferentes organismos vivos como bacterias, plantas o animales para mejorar sus capacidades productivas o para utilizarlos como medio para obtener algo más”, explica cuando se le pregunta por su profesión.
Durante una visita de Bichos de Campo a los laboratorios de calidad del algodón ubicados en la ciudad de Reconquista, Cereijo contó las líneas de trabajo que los investigadores de aquella experimental del INTA tienen entre manos.
“A través de un convenio con la Asociación para la Promoción de la Producción Algodonera (APPA) trabajamos particularmente en el mejoramiento del cultivo de algodón. Este cultivo tuvo sus años buenos y malos, y está resurgiendo. Acá contamos con toda la cadena algodonera desde la parte de producción primaria, hilandería, tejeduría, hasta la confección de prendas. Mueve muchas fuentes de trabajo y es crucial para el desarrollo regional”, explicó.
“En general apuntamos a lo que es mejor rendimiento, mejor calidad de fibra, pero no podemos dejar de lado lo que es la sanidad del cultivo, es decir que tenga resistencia a enfermedades y, con lo que es el cambio climático, tengamos cultivos adaptados a los crecientes cambios que vamos teniendo”, agregó.
En el caso particular del INTA Reconquista, el mejoramiento que comenzó en 2019 se realiza en forma tradicional a partir del cruzamiento de parentales de interés, con la asistencia de marcadores moleculares. es decir que no buscan un algodón transgénico.
“Eso nos ayuda a acelerar todo el proceso y a desligarnos de las condiciones ambientales per sé en el momento de la selección. Una planta puede tener el potencial y ciertas características de interés, pero que justo en ese momento lo estés probando y no exprese su potencial total por situaciones como un estrés calórico. A nivel de marcadores moleculares, a nivel de ADN, podemos asegurarnos que lo que estamos seleccionando sea como tiene que ser”, indicó.
Actualmente, las líneas de interés son aquellas que apuntan a plantas compactas, que faciliten la cosecha stripper y generen buenos rendimientos, mayor calidad, sanidad, tolerancia y plasticidad a diferentes ambientes.
-¿Son desarrollos prometedores?- le preguntamos a Cereijo.
-Sí, tenemos líneas prometedoras con mejores porcentajes de desmote, mejores calidades. Nosotros siempre las estamos comparando con las comerciales, con las que existen actualmente en el mercado, porque si uno va a lanzar una nueva variedad, el productor espera que sea algo mejorado respecto a lo que tiene hoy disponible.
Mirá la nota completa acá:
-En medio de la campaña electoral se debate si el Conicet y el INTA son necesarios. ¿Qué opinas en función de tu trabajo?
-Yo creo que hay que apostar a la investigación y al desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país. Muchas veces es difícil por el hecho de que capaz que el común de la gente no sabe qué hacemos y que no hacemos. Y quizás ahí está nuestro deber también. Tenemos que salir a contar y a convencer a la sociedad de que realmente somos necesarios, porque cualquier país que quiera desarrollarse necesita de la investigación y el desarrollo. Si no vamos a estar comprando siempre lo que desarrollan otros países y tendríamos que vivir solo de eso. Es la forma de potenciarse. Los países desarrollados tienen investigación, así que creo que son políticas que deberían trabajarse articuladamente entre las diferentes instituciones, tanto públicas como privadas.
-¿Y está bueno que entidades como APPA se sienten con ustedes y les digan qué es lo que necesitan?
-Exacto. Para los productores y toda la cadena algodonera en nuestro caso, pero también para los eslabones de cada una de las cadenas productivas. Creo que hay que apostar a mejorar la vinculación público privada y que los desarrollos lleguen a potenciarse lo más posible, que no queden solamente en un laboratorio, sino que vayan abriéndose y que lleguen realmente a la sociedad que es donde tiene que llegar. En nuestro caso, al productor que es productor de algodón, y en el resto de las investigaciones a los que tiene que llegar.