La historia se repite. Tal como sucedió en 2018 durante la primera presidencia de Donald Trump, este año China aplicará nuevamente “retenciones” a la soja estadounidense.
China representa más del 60% de la demanda mundial de poroto de soja, lo que implica que, por más titánicos que sean los esfuerzos de los traders por redireccionar embarques de soja estadounidense hacia otros destinos, buena parte de los mismos deberán igualmente enviarse al gigante asiático, aunque represente una pérdida o bajas ganancias.
Eso, en términos comerciales, será equivalente a la imposición de una suerte de “retención” a la soja estadounidense, sólo que, a diferencia de lo que sucede en la Argentina –donde el impuesto es cobrado por el propio Estado–, en este caso será percibido por otra nación: China.
La diferencia –por ahora– es que mientras que en 2018 el arancel aplicado por China a la soja de EE.UU. era del 25%, actualmente es del 10% (aunque si la “guerra comercial” de Trump sigue escalando el mismo podría incrementarse en lo sucesivo).
Otra diferencia es el factor temporal: mientras que 2018 el anuncio se hizo pocas semanas antes del inicio se la cosecha estadounidense de soja, ahora la nueva cosecha 2025/26 ni siquiera se comenzó a sembrar y la vieja cosecha 2024/25 ya está comercializada en su mayor parte.
De todas maneras, los precios FOB “spot” de la soja Golfo de México (EE.UU.) ya comenzaron a registrar la “retención” aplicada por China para comenzar a alinearse con los valores sudamericanos de la oleaginosa, los cuales muestran una tendencia bajista a causa del ingreso al mercado de una cosecha histórica por parte de Brasil.
Si bien en lo inmediato la represalia comercial china contra la soja estadounidense no tendrá mayor impacto, sí representa un problema al momento de planificar la nueva campaña 2025/26, dado que los precios de los contratos futuros de la soja en el CME Group pasarán a tener incorporada la “retención” del 10% aplicada por la nación asiática.
Por ese motivo, Caleb Ragland, productor y presidente de la Asociación de Soja de EE.UU. (ASA por sus siglas en inglés) dijo que los aranceles de Trump “no sólo perjudican directamente a nuestras empresas familiares, sino que también afectan un principio fundamental sobre el que se basan nuestras relaciones comerciales, que es la confiabilidad”.
“Como el cultivo de exportación número uno de los EE.UU., los productores de soja enfrentan impactos enormes y desproporcionados por las interrupciones del flujo comercial, en particular hacia China, que es nuestro mercado más grande. Y sabemos que los productores extranjeros de soja en Brasil y otros países esperan cosechas abundantes este año y están preparados para satisfacer cualquier demanda que surja de una renovada guerra comercial entre EE.UU. y China. Los productores de soja aún no han recuperado por completo los volúmenes de mercado de los impactos dañinos de la guerra comercial de 2018, y esto exacerbará aún más las dificultades económicas de nuestros agricultores”, añadió.