Argentina, al igual que muchas naciones del mundo, está registrando una fiebre de consumo de pistachos de la mano del “chocolate Dubai”, que combina chocolate con pasta de pistacho y masa kadaif. El problema es que el país no se abastece del fruto seco.
Los chocolates, así como los helados y alfajores que contienen pistachos, se elaboran mayormente con productos importados de EE.UU. e Irán. También llegan algunas partidas de España.
En lo que va del presente año 2025 la Argentina importó 82,2 toneladas de pistachos sin cáscara, una cifra casi 50% superior a las 55,0 toneladas correspondientes a todo el año 2024.
En 2023 las estadísticas oficiales muestran ingresos de pistachos por un total de 35,4 toneladas, mientras que en 2022 se importaron 17,9 toneladas y en 2021 apenas 480 kilogramos.
Es decir: en apenas cinco años la importación de pistacho sin cáscara se incrementó ¡en un 17.000%! Tal cifra –por supuesto– puede terminar siendo superior si siguen ingresando nuevas partidas en lo que queda de 2025 (que es lo más factible).
El precio de importación es extremadamente variable. La última operación registrada, correspondiente a una partida de 30,0 toneladas procedente de Irán, ingresó con un valor CIF de 14.553 u$s/tonelada, mientras que en mayo 6,0 toneladas de ese mismo origen se adquirieron con un valor de 16.260 u$s/tonelada y en febrero pasado 4,0 toneladas se registraron con un valor de 20.600 u$s/tonelada.
Frente a tal panorama no es extraño que en los últimos tiempos se hayan incrementado de manera notable las consultas sobre plantaciones de pistachos, las cuales se concentran en la región de Cuyo.
La producción de pistachos es relativamente reciente en la Argentina. Las primeras plantaciones tuvieron lugar en San Juan a finales de la década de los ’80 y luego tomaron impulso en los ’90 con la reglamentación de la Ley Nº 22.021 de diferimientos impositivos que propicio el desarrollo del cultivo.
En la Argentina la superficie de plantaciones de pistacho es de apenas unas 7500 hectáreas productivas, de las cuales 6500 están en la provincia de San Juan, mientras que las restantes se localizan en Mendoza y La Rioja, entre otras jurisdicciones.
Además de la escasa superficie, buena parte de las plantaciones aún no entraron en producción, dado que, con un buen manejo, un árbol de pistacho recién comienza a producir a partir del séptimo año.
Además de las plantaciones, se requiere infraestructura para acondicionar el fruto seco, ya que se cosecha con un 25% de humedad para luego reducir en un secadero ese indicador por debajo del 8%, de manera tal de asegurar su conservación.