La innovadora empresa Puna Bio, que nació de investigadores del Conicet que buscaban microorganismos en las condiciones extremas de las zonas andinas, ubicadas a gran altitud, con poco agua, mucho calor y frío, acaba de anunciar al lanzamiento de un nuevo producto biológico para el agro, destinado a potenciar los rendimientos del trigo.
Este nuevo fertilizante fue bautizado Kanzama, que quiere decir “vida” en lengua Kunza. Se aplica en tratamientos a las semillas de trigo y fue elaborado a partir de bacterias extremófilas exclusivas de Puna Bio, aisladas en la Puna argentina, donde los profesionales llevaban más de dos décadas investigando.
Para probar los efectos de este biológico sobre el cultivo del trigo se hicieron dos años de ensayos y 22 trabajos, a cargo de 12 ensayistas, en 19 localidades. Tras esa labor, se detectó que el nuevo biológico tiene una doble acción sobre los cultivos de trigo: mayor fijación de nitrógeno del mercado y solubilización de fósforo.
“El uso de Kanzama trae aparejados numerosos beneficios, entre los que se destaca, una mayor cobertura vegetal y un mayor número de espigas y granos por metro cuadrado, lo que genera mayores rendimientos por hectárea”, dijo la empresa al presentar su nuevo bioinsumo.
Según los análisis de la propia Puna Bio, este biológico genera un incremento de rendimiento del 11% en el cultivo del cereal, mientras que la tasa de respuesta positiva es del 95%.
“En concreto, el aumento de rinde por hectárea se ubica entre 250 y 500 kilos, mientras que la tasa de retorno de la inversión es de 6:1”, aseguró la firma, que pese a impulsar una original forma de descubrir bacterias útiles para la agricultura ya está cediendo a la tentación de un márketing agropecuario milagrero de mal gusto, porque en el campo -y la biología- es muy difícil hablar medir los impactos de la tecnología con tanta precisión.