El gobierno brasileño logró la habilitación por parte de EE.UU. para exportar aceite de cocina usado (UCO según las siglas del producto en inglés), el cual se emplea mayormente para elaborar biodiésel hidrotratado o HVO.
“Para cumplir con los requisitos estadounidenses, el Departamento de Inspección de Productos de Origen Vegetal del Ministerio de Agricultura y Ganadería emitirá una certificación de trazabilidad, identidad y origen del producto”, señaló este jueves un comunicado oficial.
“La exportación de UCO de Brasil a EE.UU. representa una importante oportunidad de mercado, impulsada por la creciente demanda norteamericana de biocombustibles”, añadió.
En 2023 EE.UU. importó alrededor de 1,4 millones de toneladas de UCO por un valor de 1600 millones de dólares, la mayor parte del cual proviene de China, una nación sospechada de disfrazar embarques de aceite de palma como aceite usado.
El uso de UCO viene creciendo en EE.UU., al igual que en Europea, porque las regulaciones presentes en ambos países lo consideran un producto más “descarbonizante” que los aceites vegetales tradicionales.
Ante la posibilidad de que, tal como sucede en Europa, se avance con una investigación sobre el UCO chino con el propósito de bloquear el ingreso del mismo en EE.UU., ese país está buscando proveedores alternativos del insumo.
En el primer trimestre de 2024 –según el último dato oficial publicado por Agencia de Información Energética de EE.UU. (EIA), tanto el UCO como el sebo bovino son los productos que mayor tasa de crecimiento registraron como fuentes de generación de biodiésel convencional e hidrotratado en ese país.
No se trata de una buena noticia para el complejo sojero, porque ese crecimiento está ocurriendo en desmedro del aceite de soja, que perdió así en los últimos meses el “premio” de precios promovido por la demanda de las fábricas estadounidenses de biodiésel.