La Bolsa de Cereales de Buenos Aires lanzó hace pocos días sus estimaciones sobre la cosecha gruesa 2017/18. Tendría una cobertura de siembra de 32,4 millones de hectáreas y un volumen de producción de 121,6 millones de toneladas. Claro que, una vez más, todo dependerá de la evolución del clima.
Nicolás Razzetti habló en Bichos de Campo acerca de estos pronósticos y sobre la mala pasada que le sigue jugando el clima a una importante región productiva del país. “Hay 6 millones de hectáreas con exceso de agua, de las cuales 1 millón son agrícolas, lo que representa el 15/20% del total afectado. Esto modifica las intenciones de siembra de la gruesa y obliga a nuevas proyecciones para trigo y cebada”, explicó.
Enumeró que “en trigo, si bien la proyección es menor a la que se hizo en abril, de 150.000 hectáreas menos, se estima un crecimiento del 25% en sólo dos años”.
Respecto de la soja, dijo que “se espera la caída de más de un millón de hectáreas y una cosecha de 54 millones de toneladas, 6% menos de lo alcanzado el año pasado, cuando se alcanzaron 57,5 millones de toneladas”.
Razzetti mencionó que la Bolsa estimó que el maíz “le gana área a la soja, con 5,4 millones de hectáreas, lo que implica 300.000 hectáreas más que el año pasado, mientras que la producción pasaría de 39 a 41 millones de toneladas en lugar de las 37 que se estimaban”.
Finalmente, el área con girasol crecerá en 100.000 hectáreas a 1,8 millones de toneladas, con una producción proyectada en 3,6 millones de toneladas.
Mirá la columna completa de Nicolás Razzetti en Bichos de Campo:
El total de todas las producciones sumaría, de acuerdo a la Bolsa de Cereales, unas 121,5 millones de toneladas, pero si se incorpora más área de maíz -como se estima podría suceder-, se alcanzarían unas 125 millones de toneladas. Una vez más, todo depende de la evolución del clima y de las posibilidades de siembra de los productores.
Por otro lado, Razzetti recordó que Juan Balbín, productor CREA de General Villegas, calculó las pérdidas que se producirían por no poder sembrar una superficie de 1 millón de hectáreas. “Eso significa 240.000 viajes de camión menos, es decir, una pérdida de 280 millones de dólares por flete que no entraría a la región, viéndose afectado el trabajo de 5.000 camioneros. Además habría una menor inversión directa, por 350 millones de dólares, las agronomías perderían unos 200 millones de dólares, por ende habría menor derrame en las comunidades locales, y se produciría una caída de 230 millones de dólares en concepto de recaudación por retenciones a la soja”, enumeró.